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martes, 14 de marzo de 2023

Ser un ser

 

No se puede ser un Padre  sin ser un Hijo ni ser un Hijo sin ser un Padre.
Pues tanto el Padre como el Hijo son dos personajes del mundo infantil.
El hijo es  el padre porque le imita.
El padre es el hijo  porque está en su mundo.
Ya que el niño pot no estar formado aún no puede estar en el mundo adulto del padre.
Y el padre si que puede estar en el mundo del hijo para poder ayudarle a crecer.
El hijo se disfraza de padre para aprender a ser adulto.
El padre se disfraza de hijo para poder llegar a este y ayudarle a crecer y a alcanzar a ser un adulto.
El hijo juega a ser el padre para ser como él y el padre juega a ser el hijo para poder estar con él.
Pues el padre puede comprender al hijo por tener su ser y su mente ya formado, pero el hijo aún no puede comprender al padre por no tener su ser y su mente formados para poder  entender de verdad lo que el padre le dice, y solo sigue al padre no por comprendele pues aún no puede sino por idolatrarle y como a un ídolo admirado initarle y seguirle, y por eso la única manera que el padre tiene para que el hijo le obedezca es disfrazándose de ídolo ante él , para que este le siga por admiración hacia él por no poder hacerlo  aún por comprensión de lo que el padre le dice.

Todo niño es un jerarca que desea ser el primero en todo, el mejor,  ser como su padre a quien considera el mejor y Dios en persona.
Todo ser adulto desea la igualdad para poder comunicarse en armonia con sus semejantes.
El padre y adulto solo puede atender al hijo, cultivarle, educarle y formarle...  disfrazándose de jerarca ante él para que asi el niño e hijo le atienda y que el padre y adulto pueda tener un acceso al niño, al hijo, para  poder realizar su labor de educarle, enseñarle, y ayudarle a crecer de un modo sano, natural y correcto.
Por eso no es bueno ni eficaz que un  padre fuerce y obligue a un hijo, a un niño , a comprender lo  que el hijo  aún no está preparado para poder comprender, pues por mucho que el hijo se esfuerce en comprender no podrá, pues aún no tiene la mente y el cerebro formados para poderlo comprender, y si el padre sigue insistiendo en que el hijo comprenda el hijo se intranquilizarà  por no poder comprender, se esforzará en ello pero no podrá por la falta de un cerebro formado, se pondrá nervioso al ver que no lo consigue y por estar decepcionando al ídolo que él tanto quiere y admira que es su padre...  llorará angustiado ante la impotencia de no poder hacer nada, y la situación empeorará aún más si el  padre se enfada porque el hijo no comprende,  le grita y le pega, obligándole a dejat de llorar y a escuchar y comprender, lo cual al hijo le seguirá siendo imposible por no tener aún su cerebro formado y se desolará ante el padre, entrará en un estado traumático de depresión,  sombrio,  triste y apagado, sin la normal alegría y vitalidad infantil, la cual estará reprimida bajo la actitud de un padre que perdió la paciencia adulta necesaria para poder educar a un hijo como es debido, respetando su estado infantil y no obligándole a ser un adulto, y transformando así su felicidad, sus  cuentos soñados y príncipes admirados, y su alegría en un mar de infelicidad, fantasmas, demonios, temores, y la prepotencia de decir que sabe lo que aún no sabe, de  dar la imagen de que comprende lo que aún no comprende, el aspecto de saber lo que le obligan a comprender sin estar aún preparado para ello, lo cual le llevará además de a enfrentamientos con los demas... a no poder formar bien su cerebro y capacidad  de comprender, y a quedarse como un adulto inmaduro, sin  igualdad adulta hacia los demás,  atrapado,  aún en la jerarquia  infantil de un modo negativo, afuera de lugar, imponiendo su forma de pensar a los demas, tal como su padre le impuso sus enseñanzas con violencia, y siendo igualmente violento con quien no le escucha,  obedece y acepta su falsa imagen de ídolo suptemo, divino, exclusivo y absoluto salcador de la humanidad, transformandose asi en un oscuro machista ante su pareja, castigador ante los hijos,  dictador ante la sociedad, y demonio condernador en el área  de la espiritualidad,  por presentarse ante  todos como el frustrado príncipe salvador que no le permitieron ser en la infancia y que después con un cerebro aun no formado intenta serlo como adulto ante los demás,  obligàndoles con violencia  a que le obedezcan y transformandose así ante la gente en el mismo monstruo que su padre fue ente él de niño, aunque más terrible, por haberse  ampliado y proyectado al exterior al colectivo, y produciendo enfrentamientos a todos los niveles, material y espiritual,, guerras, insatisfacción, enfermedades y demás desgracias.

El adulto es un ser adulto y el niño no es un ser niño porque aún no esta formado como ser, sino que está en proceso de formación para llegar a ser un ser en el futuro.
Un niño necesita de una buena jerarquia para poder crecer.
Un adulto se complace en la igualdad con sus semejantes y no necesita más.
Un adulto es un ser que debe de ayudar al niño a ser un ser.

Por eso hermano, si eres un ser adulto no puedo ayudarte  como un príncipe Salvador sino como un hermano.
Pues ya somos seres adultos  en una humanidad que ya es adulta, con unos niños que debemos de seguir atendiendo bien con paciencia y una buena jerarquia, de un modo agradable, con todo el  amor que se merecen,  jugando con ellos a ser el verdadero príncipe Salvador que ellos necesitan y que con toda su ilusión y admiración hacia ti esperan que tu seas para ellos.
No les decepciones.


Fernando Ortolá

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