El horizonte vertical

El horizonte vertical se puede comparar a cada una de las 4 columnas de la Tierra y a las 4 patas sobre las que se sostiene el animal.

Las 4 columnas son las 4 patas con las que el mundo se mueve y gira llevado por su cabeza que es el Sol, el cual sale por el horizonte horizontal en cada amanecer y a través del horizonte vertical que alcanza en cada cenit o posición más alta de su camino celeste y en cada solsticio y equinoccio impulsa a las patas del mundo invitándole a caminar, cruzando cada vez los 4 horizontes, las 4 patas del mundo, con el impulso de la reconciliación entre los humanos, el esfuerzo de  aceptar al prójimo, a los demás, el esfuerzo de confiar en el prójimo, en los demás,, en que el Sol calor y luz de su afecto y su amor va a salir del horizonte vertical de sus cuerpos verticales y de las líneas de las columnas vertebrales que los sostienen y con su luz nos vamos a dar calor y afecto los unos a los otros, nos vamos a abrazar, aceptar, perdonar, los unos a los otros, alimentando así a los 4 horizontes verticales, a las 4 patas del mundo, para que nuestro mundo tenga el impulso de caminar con sus 4 patas llevado y conducido por su cabeza, por el Sol, para que siga girando en torno a él con la fluibilidad de siempre, sin que deje de girar enquilosado y bloqueado por la falta de amor entre los seres vivos, entre los humanos, y sobre todo amor hacia el creador del mundo que el Sol como su cabeza representa.

Los horizontes verticales que invitan a la reconciliación entre la gente aparecen en distintos antiguos grabados, sugiriendo tanto consciente como inconscientemente el amor que debe de existir entre todos para que el mundo tenga vida, salud y bienestar, y siga caminando tras su creador, su cabeza, el Sol, y girando en torno a él.

Las 4 columnas de la Tierra también están representadas en las sinagogas y demás templos del mundo preparándose para escuchar al Creador, al Sol, a su cabeza, a la verdadera cabeza humana, para tras ella ponerse de pie sobre los dos pies de atrás saliendo así de la animalidad humana y abrazando en igualdad a todos los seres del universo, para así realizar con gloria el mundo en el que estamos y ascender al mundo de una dimensión superior desde el que ahora nuestro Creador nos conduce.

Fernando Ortolá