EL TRANSTEMPORAL
Los edificios son los trenes de la vida.
Sus casas son los vagones
en donde viajan las familias.
Su trayecto es largo
y su velocidad tan lenta
que no se puede percibir.
Puedes salir del tren en marcha sin caerte,
y por sus ventanas saludar a la gente
que ves en la calle.
A veces sale humo de sus chimeneas,
en donde se queman los regalos
que antes entran por ellas,
procedentes del cielo,
para dar un poco de calor,
con ilusiones infantes
de héroes y dioses,
palacios y reinos,
que se desvanecen al pasar el tren
por la frontera de la adultez,
rumbo hacia la luz plena,
de la verdadera energia que le mueve
hacia un final que nunca llega,
pues se va transformando
en un eterno y luminoso
presente feliz.
Fernando Ortolá
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