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sábado, 22 de noviembre de 2025

El Verdadero Orden de las Cosas


El rey o dirigente en los Tiempos Infantiles de la humanidad se considera Dios a sí mismo.

Esta es la señal que indica que su mentalidad es infantil, es decir, que se halla en los Tiempos Infantiles de la humanidad. Al igual que todo niño se identifica con su ídolo, sintiendo que él mismo es ese ídolo, que él mismo es Superman.

Eso a su vez indica que ese rey que se consideraba Dios estaba siguiendo la guía de seres de una humanidad adulta, al igual que un niño necesita de la guía jerárquica de su tutor. Al igual que un padre no es un ser superior ni se considera ser Dios, sino que es un igual a sus semejantes, esos seres más evolucionados y adultos que dirigían a la humanidad infantil tampoco se consideraban ser dioses ante la humanidad infantil, sino que ellos tan solo eran el tutor de esa humanidad infantil y la guiaban al igual que un padre guía a un hijo.

Para eso, esa humanidad adulta de un mundo más evolucionado de nivel superior debía guiar de un modo jerárquico a la humanidad infantil de un mundo de nivel inferior al de ellos. No aplicaban su jerarquía para esclavizar a la humanidad infantil, sino porque este era el único modo para que la humanidad infantil les escuchara y se dejase dirigir por ellos, para que estos les pudiesen ayudar a solucionar sus problemas al igual que un padre ayuda a un hijo y para hacerlo debe de ofrecerle también su guía jerárquica llena de cuentos, leyendas, juegos, metáforas y relatos como único medio para poder ser escuchado por el niño y poder así elaborar la formación de este hasta que llegue a su adultez.

El ser adulto tiene una captación de Dios más desarrollada y profunda que la del niño. El adulto capta a Dios ya no como una persona física del entorno, sino como un ser invisible, es decir, de forma espiritual, un Dios invisible, el Dios invisible de los adultos. A su vez, el adulto nunca se identifica con su ídolo tal como hace el niño que siente que es Superman o Dios mismo, sino que el adulto es siempre un hermano, un igual, y consciente de los seres más evolucionados y de que ni siquiera estos son superiores ni dioses, sino tan solo más evolucionados, y también humanos, con sus defectos y virtudes, sus aciertos y errores, al igual que un padre así lo es también.

En los comienzos de los Tiempos Adultos de la humanidad la práctica igualitaria adulta aún estaba débil, no se había consolidado aún, y por eso la figura del hijo, que era la que con su presencia de ser Dios reinaba en los pasados tiempos infantiles, se sigue presentando fuera de lugar en los Tiempos Adultos, como el hijo que debe de seguir siendo adorado como a Dios y obedecido.

La presencia de la jerarquía fuera de lugar del hijo en Tiempos Adultos es tan fuerte y dominante que el único modo de vivir en paz es adorarle tal como pide que se le adore y tratarle como si fuese Dios mismo, el exclusivo hijo de Dios y heredero de su corona. Ese es el único modo para que la jerarquía rebelde del hijo se calme y no haga daño a la gente del pueblo exigiéndole hasta con ataque físico para que le adoren y le rindan culto como a Dios mismo en la Tierra.

Aun así el hijo que exige veneración hacia él está fuera de lugar, pues ya no se halla en los pasados Tiempos Infantiles de la humanidad, sino en los actuales Tiempos Adultos en los que toda jerarquía se transforma en dictadura y tiene malos efectos tanto para los manipulados por el jerarca como para el jerarca mismo.

Es decir, que la corona del rey jerarca se transforma en coronas de espinas que se hincan en su cabeza y le producen dolor, y su reino se transforma en una cruz de dolor que le crucifica en ella. Después con el tiempo el hijo jerarca, a fuerza de fracaso tras fracaso en cada intento de imponer su jerarquía, se va aplacando su épica furia y su dictadura se va reduciendo, hostiga menos al pueblo y a cambio recibe una corona de espinas y cruz menor, aunque como todo hijo y todo niño continúa adorando y venerando al primer hijo y jerarca que hostigó al pueblo en el principio de los Tiempos Adultos de la humanidad, al más coronado con espinas y crucificado, pues es más fácil cargarle a él con la cruz que no cargarla uno mismo. De ese modo también funciona el seguir sometiendo al pueblo en una dictadura que ya no sigue siendo tan fuerte como la de antes con coronas de espinas más ligeras, pero sigue siendo una dictadura en los Tiempos Actuales Adultos de la humanidad en los que cada vez rige más la igualdad y esta debe de manifestarse al exterior para que haya paz y bienestar para todos por igual, superando día a día esa dictadura del hijo que, aunque menor, aún se sigue presentando ante el pueblo como el único rey jerarca y salvador de este, de un pueblo que en realidad es el padre verdadero de ese hijo y no el padre Dios superior que ese hijo exclusivo de él dice tener, sino que el padre de ese hijo es el pueblo contra quien el hijo se rebela como todo hijo en la pubertad, intentando presentarse como un ser superior y omnipotente ante su propio padre, como el único maestro y salvador del padre, hasta el punto de que el padre debe de seguir la corriente al hijo para poder vivir en paz, es decir, haciendo ver al hijo lo que este quiere, que le está enseñando los misterios de la vida, que le está salvando por el gran esfuerzo que el hijo hace por el padre (por el pueblo), cuando la realidad es que el esfuerzo del hijo, al realizarlo fuera de lugar, está crucificando al hijo, le está destrozando, ante el llanto del pueblo (del padre) que no lo puede evitar, ni siquiera siguiendo la corriente al hijo para que haya un poco de paz a través de la cual actúe el verdadero Dios invisible de los adultos y para que este a través del camino de la paz elegido por el padre ante la agresión del hijo sea en realidad el padre (el pueblo) quien siga enseñando y dirigiendo al hijo hacia la formación de este, la adultez y la verdadera paz, pese a que, aunque así sea, aunque siga siendo el pueblo (el padre) quien enseñe y dirija al hijo, sin embargo, el hijo seguirá pensando y creyendo que es el único maestro y salvador del pueblo (del padre) y seguirá padeciendo su cruz de dolor como pago de sus errores, y el pueblo (el padre) por amor hacia el hijo y por la paz continuará siguiendo la corriente al hijo, para que haya paz, y para permitir que sea el verdadero Dios invisible de los adultos quien actúe enseñando al hijo y salvándole de su cruz de dolor, y protegiendo al pueblo (el padre) de las hostigaciones del hijo, y conduciendo así cada vez más a toda la humanidad, a todo el pueblo, a todos los padres y a todos los hijos hacia la realización de su obra, la flor de la creación, la buena sociedad de igualdad de bienestar para todos por igual.

Pues esta vida ya es completa en sí misma para ser vivida con paz y poderla disfrutar plenamente como regalo del Dios invisible y verdadero Padre universal de todos los seres que habitan en su creación.

Con el curso de la evolución en los Tiempos Adultos de la humanidad el Padre irá tomando preponderancia sobre el hijo y ya no será más hostigado por este, sino que el hijo reconocerá cada vez más la verdad y la dirección del padre (el pueblo) hacia él, y así la humanidad caminará en paz y verdad hacia la flor de la creación, la buena sociedad.

Eso es lo que sucederá en los 6.500 años de trayecto entre el punto 1 y el punto 3 del Cenu de la e4 a través del gran periodo del cuadrante F y primera mitad del sector del Hemisferio Norte en los Tiempos Adultos de la humanidad.

La ubicación temporal del punto 1 de Cenu se encuentra aprox. en el año 1 de nuestra era y el punto 3 en el año 6.500.


Fernando Ortolá


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