La forma de nuestro cerebro indica que evolucionamos de un primitivismo jerárquico a una sociedad igualitaria
El cerebro humano está dividido en dos partes principales, una a la izquierda y la otra a la derecha.
La parte derecha del cerebro suele regir las emociones y la parte izquierda rige el intelecto.
Entre las dos partes que se denominan los dos hemisferios cerebrales hay una pared que las separa.
Una pared en nuestro cerebro separa el intelecto de las emociones que es lo mismo que decir que separa la mente del corazon.
Si eso es asi no es por nada y tiene un significado y mensaje profundos que no está mal pararse a observar.
Obviamente todos sabemos que para sentirse bien hay que mantener la armonia entre la mente y el corazón, es decir, entre nuestro raciocinio y nuestras emociones.
O sea que cuando la mente y el corazón se desarmonizan sentimos un malestar.
Si la mente y el corazón están en desarmonia es porque ambas están enfrentadas entre si, es decir, que hay una guerra entre la mente y el corazón, entre la razón y las emociones.
En esos casos por ejemplo nuestras emociones nos pueden hacer sentir que queremos ir al campo pero nuestra razón nos dice que no debemos de hacerlo porque va a llover.
En esa circunstancia u otra similar existe un claro enfrentamiento entre nuestras emociones (el corazón) y nuestra razón (el intelecto) y eso nos hace sentir mal, pues nos divide, y nuestras energias disminuyen, ya que finalmente debemos de optar por uno de los dos lados, o bien por las emociones o bien por la razón, disponiendo asi tan solo de la mitad de nuestro cerebro, y la mitad de nuestro cuerpo y de nuestro rendimiento en general.
En ese caso maginate que la razón y las emociones son dos personas que están peleandose en medio del campo, batiendose a duelo en una fiera batalla a puñetazo limpio y cuerpo descubierto, y en ese momento tú paseo campestre te lleva casualmente a ese lugar y los ves.
¿Que haces entonces?
¿Intentas separarlos?
... Pues si, en realidad eso es lo que cualquier persona sentiria en ese momento, el deseo de separarlos, e incluso hacerlo si es posible, separarlos, para que no se maten el uno al otro.
Esa sería una forma normal de sentir y de actuar.
Pues eso es lo que hace nuestro cerebro con nuestras emociones y nuestra razón, separa ambas cosas con la pared de en medio, separa la mente y el corazón para que estas no se enfrenten entre si y se eliminen mutuamente.
Para evitar que eso llegue a suceder existe en el cerebro esa pared intermedia que separa a los dos hemisferios cerebrales, separa al hemisferio de las emociones, del hemisferio del intelecto, separa a nuestra mente de nuestro corazón, pero no los separa para hacerles daño sino todo lo contrario, para que no se peleen y se destruyan el uno al otro, es decir, para ayudarles a subsistir.
En medio de ambos hemisferios cerebrales y en medio de la frente está la presencia del llamado tercer ojo, el cual contiene la luz y energia necesaria para que ambos hemisferios cerebrales, las emociones y el intelecto se mantengan unidos en armonia.
Lo cual vuelve a indicar que la pared cerebral que separa a ambos hemisferios es para que la mente y las emociones no se enfrenten entre si pues a su vez en ese mismo lugar es donde aparece la luz y energia necesaria para mantener la armonia entre ambas partes.
Es decir que en el mismo lugar en el que se separa la mente de las emociones (en la pared inter-hemisferial del cerebro) es tambien en donde aparece la luz y la energia necesaria (en el tercer ojo) para que entre la razón y las emociones exista una buena vibración y relacion de armonia entre ambas partes.
Así que nuestro cerebro es como el campo de batalla en el que aparece alguien separando a los contrincantes (la pared) para que no se dañen y a su vez reconciliandoles (el tercer ojo) para que vivan en armonía entre ellos.
Siendo conscientes de esto podemos ayudar mucho a que ese elemento protector y reconnciliador de nuestro ser realice bien su tarea manteniendo asi la armonia entre la mente (S) y las emociones (E) y la salud en el cuerpo (F) y el espiritu (C)
El cuerpo de los seres humanos está hecho con esa separación de hemisferios derecho e izuiqerdo por esa tendencia humana de separar la mente de las emociones, en vez de intentar vivir con una convivencia armonica entre ambas lo cual debemos de aprender a lo largo de nuestra vida, y que es lo que nos llevará en un futuro evolutivo a tener un cerebro sin pared intermedia de separación y con todas sus funciones integradas en un solo conjunto mucho mas efectivo y funcional, y con facultades mucho mas desarrolladas y proximas al mismo Creador como hijos suyos y participes de la creación mas proximos a su labor.
Por eso hay que comprender que la mente nunca es mala y el corazón bueno, o al reves que las emociones son malas y la mente buena, sino que ambas cosas, tanto la mente como las emociones son ambas igualmente buenas y necesarias, tanto una como otra, y eso es lo que nos enseña la distribucion igualitaria de nuestros dos hemisferios cerebrales, uno el emocional y el otro el intelectivo, los dos igualmente necesarios para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y de nuestro ser.
Lo mismo tambien nos enseña que el primitivismo es jerarquia y la evolucion es igualdad, pues el cerebro es la cabina do conduccion del cuerpo y esta representado por la igualdad entre ambos hemisferios.
Para andar por este mundo necesitamos ambos ojos, que son los faros de la cabina cerebral y conductora y los cuales se encuentran cada uno junto a un hemisferio cerebral.
Es como si la forma de nuestro cerebro nos estuviese enseñando que venimos a este mundo a comprender la jerarquia es una ilusion inexistente primitiva e infantil y que debemos de evolucionar hacia la adultez, que es igualdad, aceptacion mutua y amor entre todos los seres por igual.
Todo lo que al comprenderse aporta paz es porque tiene un fondo de verdad.
Por eso os lo digo.
Pues a mi me da paz.
Comprandamos nuestro mundo por nosotros mismos con la capacidad humana que todos tenemos para poder comprender las cosas y demonos asi paz unos a otros por igual y como hermanos humanos que somos.
Fernando Ortolá
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