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viernes, 5 de diciembre de 2025

El fin del estrés es el escuatro

 En un estadio de la evolución del ser humano este debe de activar su mente como única opción para no caer atrapado en el cuadrado de la materia.

Eso sucede cuando el ser humano transita por su etapa de evolución adulta.

Según el antiguo dicho griego la Esfinge camina con cuatro patas después con dos y luego con tres.

Lo cual según mi interpretación es que el animal camina con cuatro patas representado en este caso por el cuerpo de león de la Esfinge.

Cuando el león va de prisa para cazar a su presa sus cuatro patas marcan más intensamente el ritmo de los dos tiempos.

Las dos patas de delante son lanzadas al aire al mismo tiempo, seguidas de las dos patas de atrás que igualmente se activan también al mismo tiempo para impulsar cada paso de su veloz carrera.

En ese momento el león camina con dos dobles patas habiendo transformado así el cuatro en un dos.

Con que este es un modo brutal de transición del cuatro al dos, pues en este caso el siguiente paso, el tres, sería la captura y depredación sangrienta de la presa.

El león deberá de evolucionar para poder comprender cómo alcanzar de un modo menos violento ese alimento que necesita.

Con ese propósito el león después de un tranquilo paseo por la sabana haciendo uso de sus cuatro patas se sienta ante una puesta de Sol.

Con los destellos solares reflejándose en sus ojos se da cuenta de que sus patas están agrupadas en dos partes igual que cuando persigue a su presa.

Dos patas se extienden hacia adelante las otras dos se extienden hacia atrás.

De este modo el León ha pasado de nuevo del cuatro al dos pero esta vez es diferente pues ese paso no se presenta con violencia sino con paz, con una postura de relax.

Al mismo tiempo esa posición tranquila le permite alzar la cabeza en la línea vertical y ya no en la horizontal de perseguir a su presa.

Aparece en el león el punto tres, es decir la tercera pata, la tercera herramienta, que le conduce a alcanzar su alimento, pero ya no de un modo violento sino pacífico, haciendo uso esta vez de esa tercera pata, de esa tercera herramienta, la cual es su cabeza, es decir su cerebro, su mente, su intelecto.

En el animal, en este caso en el león, nace la mente, su tercera pata y punto de apoyo, que le va a permitir alcanzar su meta de un modo más eficiente y pacífico.

El animal se transforma en un animal racional: el ser humano.

Por eso como símbolo de ese proceso de paso de animal a animal racional la Esfinge tiene un cuerpo de león y una cabeza humana indicando así la victoria de la razón sobre la brutalidad animal.

Es decir no para ensalzar al león como la virtud humana de valor tal como se podría mal interpretar sino al contrario para ensalzar a la razón humana sobre la fiereza del león.

Es decir no para representar al poder humano para vencer a otros seres humanos sino todo lo contrario para representar a la razón  que con su razón vence a la brutalidad animal contenida igualmente en la parte animal del ser humano y como animal racional va a hacer uso de su mente y hallar asi la manera de relacionarse de un modo armonico con los demás seres humanos, para intercambiar con ellos los productos del trabajo de cada cual facilitando así de un modo fluido y natural que todos tengan el recurso y alimento vital que necesitan para poder vivir con un bienestar para todos por igual.

Para lo cual es decir para poder conseguir ese alimento vital no habrá sido necesario usar la brutalidad animal sino el uso pacífico de la razón humana.

La tercera pata del león, el cual es un animal que encaja perfectamente para poder representar esta gran metáfora escultorica y transmitir su mensaje de contenido.

Pues el león se considera al rey de la selva, es decir el que más puede manifestar su fiereza y brutalidad imponiéndose sobre los demás animales.

Es decir que los animales aprenden realmente esa lección cuando el más brutal de todos ellos, el león, la ha aprendido, transformándose en un animal racional: el ser humano, tal cómo la Esfinge lo representa.

Este mismo paso simbólico del cuatro al dos y del dos al tres se representa también en la pirámide.

El cuatro está en los cuatro lados de su base cuadrada.

El dos está en el individuo que se pone de pie apoyándose en sus dos pies, el dos,  y alza sus manos hacia el vértice superior de la pirámide formando así igualmente el dos por sus dos grupos de extremidades, las dos de arriba implorando con su gesto sus necesidades de alcanzar el vértice superior de la pirámide, y las dos de abajo que son sus pies apoyados sobre el suelo.

Esos son los mismos dos grupos de extremidades que el león adopta en su posición de descanso que se puede ver en la Esfinge.

En el león esas dos grupos se manifiestan en la horizontal y en el ser humano que está en el medio de la pirámide se representa en vertical.

Al igual que la columna vertebral del león y de los animales es horizontal y la del ser humano es vertical.

Esa postura de un individuo en el centro del suelo de la pirámide mirando hacia arriba con sus brazos dirigidos hacia el vértice superior con el gesto de querer alcanzarlo muestra a esa persona la imposibilidad de alcanzar físicamente a ese techo tan alto (extenso) y a la vez específico (el punto del vértice) como es el vértice superior de la pirámide, es decir su parte más alta que es a su vez la más pequeña es decir un solo punto.

Esa limitación e imposibilidad física de alcanzar ese punto superior de la pirámide es similar a la necesidad de alcanzar una estrella la cual también se ve como un punto de luz en el cielo nocturno.

El ser humano lo intenta y lo desea extiende sus brazos hacia arriba pero no llega a ese lugar tan alto como para poderlo alcanzar físicamente con su cuerpo.

Ni siquiera el cuerpo físico del león podría alcanzar ese punto con su potente salto.

Esa situación lleva al ser humano al igual que al león a darse cuenta que el único modo de alcanzar ese punto del vértice superior de la pirámide, esa estrella del cielo, es haciendo uso de su intelecto, es decir de su cabeza, su cerebro, su mente, su capacidad de pensar y razonar el modo de conseguirlo del modo más viable y pacífico posible.

Es decir sin construcciones físicas precarias que le lleven a destruir la pirámide y destruirse a sí mismo al caer precipitado sobre el suelo.

Las paredes de la pirámide tienen forma triangular.

Con lo cual representan a ese tercer punto, la tercera pata o herramienta que el ser humano puede usar para alcanzar ese punto superior de la pirámide, el cual sí que es alcanzado por las cuatro paredes triangulares, es decir por la tercera pata, pues estas llegan a ese vértice superior uniéndose en él.

Lo cual es el símbolo que indica que con esa tercera pata, con los triángulos de las paredes de la pirámide, con el uso de la mente humana, sí que se alcanza ese punto superior y más alto de la pirámide es decir esa estrella del cielo nocturno.


Sobre esa simbología y mensaje de las pirámides construidas en nuestro pasado remoto han ido pasando los años y la humanidad ha seguido su curso evolutivo.

En aquel pasado se comprendía que se debía de pasar del cuatro al dos y del dos al tres, es decir activar la mente y desarrollar la tecnología para así poder alcanzar un bienestar.

Ahora en nuestro presente ya hace tiempo que hemos alcanzado el tres y nuestro reto actual es no caer al cuatro, es decir a la base de la pirámide, de la evolución.

También hemos aprendido que el caer del tres al cuatro es el intentar atrapar a la materia con nuestra mente.

Sobre todo cuando ese acto se combina con la brutalidad animal manifestada a través de los enfrentamientos bélicos y las guerras.

En nuestros tiempos hemos descubierto que estar en el tres es decir hacer uso de la mente puede producir estrés, valga la redundancia simbólica.

Es decir sufrir un exceso de excitación mental que mantenga al ser humano en un estado de infelicidad por sentir la impotencia de desear muchas cosas y no poder conseguir ninguna de ellas.

Eso en cierta manera es haber caído del tres al cuatro es decir a la base de la pirámide, pues de nuevo se está en una situación en la que se quiere alcanzar una meta alta al igual que lo era el punto o estrella del vértice, superior de la pirámide, pero en este caso de nuestro presente es distinto pues el estrés mental no solo quiere alcanzar una estrella si no muchas, por lo que la decepción al no poderlo hacer es más grande.

Así que en esa situación se encuentran muchos hoy con sus brazos alzados hacia cientos de deseos que como estrellas en el cielo son inalcanzables, haciéndoles temblar del estrés en el que se encuentran.

Tal vez el intentar comprender estas cosas desde la base hasta arriba es decir del cuatro al tres pasando por el 2 nos ayude a vencer ese problema actual del estrés.

Llegar al tres es activar la mente.

Es alcanzar esa estrella.

Es elevar la conciencia y sentir que somos uno con el Todo.

Es decir que es sentir que en ese espíritu conciencia alta y mente que hemos alcanzado podemos sentir que somos el todo es decir que el individuo puede sentir que es Dios mismo, sentir que está tan cerca de Dios que él mismo es Dios, el Todo.

Eso aunque parezca tan alto bonito y excepcional puede ser un gran problema sobre todo si nos caemos del tres al cuatro, es decir a la base de la pirámide al mundo de la materia.

Pues en ese caso y después de que el individuo se haya dado ese gran golpe contra el suelo al haberse caído de esa considerable altura simbólica, y después de reincorporarse y mirar a su alrededor, el individuo se dará cuenta de que con su espíritu y mente es decir con el tres no puede atrapar ni con tener al cuatro, es decir a la materia, pues se dará cuenta de que en esa materia hay más espíritus, más mentes, entre las cuales el individuo es una de ellas, una más, igual a las demás, y ya no es el conjunto de todas ellas y de todo tal como se sentía serlo cuando estaba en el vértice superior de la pirámide, en el tres, sino que abajo de la pirámide, en su suelo, en el plano de la materia, esa gran luz del espíritu y de la mente del vértice superior de la pirámide, es decir el tres, esa gran luz superior con la cual el individuo se identificaba arriba en el tres es una luz que abajo en el cuatro se presenta disgregada y fraccionada en cientos y miles de pequeñas luces, que son los espíritus y las mentes de todos que como en una gran malla de luz mental y espiritual en la que es a sus pequeñas luces se comunican entre sí con finas líneas de luz sostienen entre todos esos espíritus mentes y pequeñas luces sostienen con la malla de luz que forman a la realidad física de nuestro mundo... y por eso una sola de esas luces es decir un solo individuo no puede atrapar con su espíritu y su mente es decir con el tres a todo ese mundo material es decir al cuatro, pues esa luz es pequeña y el mundo material es muy grande, es imposible de contener dentro de una pequeña luz, y si el individuo lo intenta eso le produce estrés y le hace sentir mal.

Por eso lo que salva de ese estrés es comprender que no se puede atrapar el cuatro con el tres, y que el único modo de vivir el cuatro en paz es decir el mundo material es aceptando a los demás espíritus y a las demás mentes de igual a igual, es decir aceptando al prójimo y compartiendo con el el mundo material en el que estamos el cual está creado y sostenido por el Espíritu y las mentes de todos los individuos (por la malla) y no sólo por un solo individuo es decir por una sola luz de la malla, sino por toda la malla por todos los espíritus y las mentes de todos los seres que forman la malla, por Dios, pues el conjunto de toda la malla es Dios, el Gran Espíritu Creador que crea conduce sostiene y realiza la realidad física del universo en el que estamos, un gran espíritu y gran Dios, una gran luz de la cual todos los seres formamos parte como pequeñas luces espíritus y mentes.

Un gran Dios que se halla siempre en el vértice superior de la pirámide y en la totalidad del universo y de la creación, y al cual todos podemos sentir e identificarnos con él cuando ascendemos nuestra conciencia mente y espíritu a ese vértice superior a la totalidad y a ese punto central, aunque al descender de nuevo al mundo material en cada momento cíclico de cada respiración y en cada día y cada noche debemos de no querer seguir intentando atrapar todo dentro de nuestro espíritu tal como sentíamos que podíamos hacerlo en el momento de elevación de conciencia, pues al descender de nuevo a la tierra a la base al cuatro el individuo ya no es el espíritu que representa el todo y que contiene todo, sino una parte de ese gran espíritu, es decir de esa gran luz, sino que es una pequeña luz de todas las pequeñas luces que forman a esa gran luz, es una estrella entre millones de estrellas, y en esa situación el individuo no puede contener en su espíritu en su pequeña luz en su estrella a la totalidad del firmamento pues el intentar hacerlo es lo que produce el estrés, y el darse cuenta de ello permite al individuo adaptarse a esa situación es decir no querer contener en el mismo a la totalidad sino compartir la totalidad con las demás cientos de luces, de estrellas, de espíritus, de mentes,  de seres vivos, pues entre todos esos seres, esos espíritus, esas mentes, forman una gran malla de luz, la cual es Dios es decir el Padre Creador, y el cual es quien de verdad contiene todo, pues es el creador, sostenedor, conductor y realizador de todo.


Una vez comprendido esto y vencido parte de ese estrés, el individuo se dará cuenta de que el único modo de no intentar atrapar el todo con su espíritu es activando su mente adulta y ya formada.

Pues al no activarla eso hace que por inercia la mente alta ( ideales principios etc) continúe activa por si sola intentando atrapar al todo (conquistar el mundo en vez de compartir)

Lo cual hace que por esa inercia el individuo continúe con el estrés.

Por eso si el individuo haciendo uso de su propio determinismo adulto activa su mente trazándose metas con sus limitaciones y obstáculos a vencer con ello estará reconociendo de que no es Dios, es decir que su ideal no es el superior a todos,. sino que es uno más entre los demás, y que necesita de la ayuda de todos para poder alcanzar sus metas y proyectos, los cuales a su vez deberán de seguir compartidos con todos en el intercambio continuo de frutos entre todos.

Pero si el individuo no activa su mente en el mundo de la materia por ejemplo intentando reparar un enchufe o estudiando matemáticas o fabricando una mesa, etc se corre el riesgo de que por inercia su mente intenté atrapar a la materia., es decir al todo, cayendo así en una gran sensación de estrés e infelicidad por no poderlo conseguir.

Por lo cual si el individuo activa su mente en esas pequeñas cosas de la vida siendo consciente así de sus limitaciones y obstáculos a vencer esta será la acción necesaria que el individuo deberá de realizar para así no caer por inercia en el intento de atrapar el todo con su mente.

Lo cual le producirá un gran estrés pues es imposible atrapar un cuadrado (la materia) con un triángulo (la mente) y se desesperara en el intento.

Pues siguiendo esta línea simbólica el cuadrado de la materia tan solo se puede vivir con salud cuando es compartido con los demás triángulos es decir con las mentes de los demás individuos.

Ya que la materia de nuestro mundo está formada y sostenida por la mente de todos los individuos es decir por todos los triángulos.

Como un gran cuadrado sostenido por miles de triángulos.

Por lo que a uno de esos pequeños triángulos le es imposible con tener a todo el cuadrado, y si lo intenta caerá en un gran estado de estrés de ansiedad impotencia e infelicidad.

Por eso es mejor no hacerlo y activar nuestra mente en las metas que el mundo material nos presenta para alcanzar venciendo los obstáculos que nos separan de ellas y que con el uso de la mente los conseguiremos vencer.

Lo cual es sencillo pues tan solo se trata de por ejemplo intentar reparar el ventilador o cambiar una bombilla de casa que se ha fundido, por resolver un problema de matemáticas, o aprender el manejo de una aplicación leyendo su tutorial, etc.

Es decir mantener activa la mente adulta ya formada y capaz de resolver por sí misma los problemas que se le presentan.

Para ello es igualmente útil y necesario la confianza en que lo que se va a hacer va a resultar bien.

Es decir confianza en el destino en la vida en la suerte en el Gran Espíritu en Dios, en ese Dios que no es una persona sino que es un ser invisible en el cual se confía, el Dios invisible de los adultos.

Para ello también es importante aceptar al prójimo de verdad, pues el aceptarle será aceptar todas esas otras pequeñas luces (mentes, espiritus) que contiene la materia y el todo y que entre todas (la malla) contienen a la materia, lo cual nos ayudará a activar la mente de un modo positivo y vencer asi el estrés.

Con ellos se puede deducir que la aceptación hacia los demás activa de un modo positivo a la mente del individuo haciendo que esta sea más capaz de razonar en un estado de paz aceptando los obstáculos y venciendo los en la solución de todos esos pequeños problemas que la vida presenta como puede ser el lavar la ropa, el reparar una silla, pintar una pared de casa, etc.

Haciendo la síntesis esencial cenuítica de todo ello se llega a lo siguiente:

Amor a Dios y amor al prójimo.

La mejor receta para el estrés.

Pues de un modo simbólico se puede decir que el fin del estrés es el escuatro, es decir la activación de la mente (el tres) adulta para vencer los obstáculos en la vida cotidiana (el cuatro)


Fernando Ortolá 









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