La religión y el chivo
La religión nace como chivo expiatorio para pagar por los abusos sexuales (pecados) de terceros.
Innumerables casos lo atestiguan.
Una de las primeras niñas con las que durante mi infancia tuve un inocente y pequeño roce erótico le dije después que debía de meterse a monja, en respuesta a la exclamación que ella tuvo antes hacia mi diciéndome: ¡Marrano!
Ella fue quien provocó primero la situación tumbándose sobre mis piernas y arqueando las caderas.
Pero mi poca experiencia infantil no le debió de gustar y con su insulto me cargo de un tremendo sentido de culpa, y en respuesta le cargue yo a ella con otro gran sentido de culpa al decirle:
¡Métete a monja!
¿Que es lo que hace que los niños ya inmiscuyan inconscientemente la religión en el tema del sexo?
¿Acaso nacemos ya con esa asociación grabada en nuestro subconsciente colectivo?
Y si es así… ¿De qué manera nos condiciona?
¿Quién controla nuestra facultad procreadora y desde tan corta edad?
¿... Y por qué lo hace? ¿Para qué? ¿Con qué propósito?
¿Por qué unos acaparan el sexo haciendo sentir culpables a quienes lo practican?
¿Acaso son ellos los únicos con derecho a procrear?
¿Serán ellos unos seres superiores o elegidos?
¿De qué manera engañan los acaparadores de sexo a sus victimas?
¿Qué táctica usan?
¿Tal vez haciéndoles creer que el sexo es malo y que deben de renunciar a él y sustituirlo por una vida espiritual de oración?
Pues de ese modo los “espiritualizados” o mejor dicho: los engañados, serán victimas fáciles, fáciles de robar sus pertenencias materiales, sus recursos básicos, sus recursos eróticos, etc, es decir, todo cuanto tengan, ya que les han hecho creer que el sexo y las pertenencias materiales son malas, que deben desprenderse de ellas para así poder disfrutar de los beneficios de una supuesta vida espiritual.
Y si la cosa sigue por ese camino y continúan desarrollándose esas conexiones engañosas inversas a la realidad esas victimas robadas por los acaparadoras llegan a transformarse en auténticos chivos expiatorios sacrificados como lo muestra la imagen del pobre Jesucristo en la cruz pagando literalmente por los pecados de los demás, es decir por los excesos de materia, riquezas, sexo y placeres materiales de los acaparadores.
¡Anda la hostia, que bien montado lo tienen!
Uno de los detalles más claros que delatan todo ese malévolo y burlón proceso inverso son los hechos de las violaciones sexuales de los sacerdotes del clero hacia los niños que a lo largo del tiempo se van produciendo.
A un amigo mio que de niño fue monaguillo le intentó violar el cura.
A mi también me pasó una noche que me quedé sin techo junto a varios jóvenes más en una estación ferroviaria esperando un tren que salía de madrugada, y un hombre que se paseaba por allí me ofreció dormir en la cama de un hotel. Hacía frío, así que fui. Me comentó que era un sacerdote y que estaba de viaje.
Después la cama resultó ser de matrimonio y él se puso a dormir a mi lado. A media noche intentó meterme mano. Me defendí, lo quité de encima, y me dejó dormir.
¿Por qué el clero tiene ese fuerte y desequilibrado impulso de violar a menores?
Se comprende si se entiende que el clero forma parte de ese chivo simbólico (los robados) que pagan con su sacrificio material y “espiritualidad” los excesos de unos pocos (los acaparadores)
Pues es lógico pensar que llega un momento que ese ciclo vicioso acaparador-víctima se da la vuelta y quien estaba en la posición de víctima pasa a la posición de acaparador y quien estaba en la posición de acaparador pasa a la posición de víctima.
Es decir que quien estaba en la posición de abusador sexual (el acaparador) pasa a la posición de víctima sexual (el niño violado por el cura) y quien estaba en la posición de víctima sexual (el chivo, el clero, la “castidad”) pasa a la posición de violador sexual.
Cuando la cosa se pega la vuelta así de ese modo y es el clero el que empieza a violar a la gente todo se hace demasiado surrealista y contradictorio en cuanto al incumplimiento de los principios de unos y de otros y es entonces cuando se descubre el gran “pastel” y se puede ver claramente que el origen del mal que en un principio lo ha provocado todo es simplemente lo de siempre, el enfrentamiento entre la gente, la falta de unidad, intercambio, igualdad y amor verdadero y humano entre todos, el deseo de dominación de unos sobre otros, las luchas de poder. Las malditas e ignorantes luchas de poder.
El falso perdón de "Dios"
La iglesia se presenta ante ti como alguien que con su sacrificio (Jesucristo crucificado, la "castidad y abstinencia" de los religiosos), va a salvarte de tus supuestos "pecados",cuando lo que hacen es todo lo contrario, con tu esfuerzo (con tu dolor y sangre impuesto por ellos, siendo sacrificado por ellos) intentan purificar sus pecados (excesos de sexo y de otros vicios) para poder seguir pecando, teniéndote a ti cerca para seguir limpiando sus pecados en ti.
Es justamente lo contrario de lo que dicen.
Por eso hay tantos abusos sexuales de sacerdotes hacia creyentes y no solo de la iglesia católica sino también de otras creencias pues el origen de todas ellas es lo mismo: el intento de esconder y justificar el pecado (que suele ser el abuso sexual y otros abusos) para poder seguir pecando con menos cargo de consciencia, es decir, con el supuesto "perdón y permiso" de Dios.
El gran cebo mitológico de la trampa existencial
El pan está asociado a la iglesia y a la posición de chivo ante esta, es el alimento ajeno que como el espíritu oscuro eclesial se mete en tu cuerpo para dominarte e inducirte a ser carne del sacrificio por causa mórbida y ajena y para el abuso sexual del clero y terceros que se hallan engullidos dentro de esa misma oscura vibración de una tremenda represión material y sexual que como fatal circulo vicioso en sus momentos de ese ciclo desequilibrado les induce al exceso y vicio en ambas cosas, materia y sexo.
Cuando se come pan se come el mal espíritu y el cuerpo de esa gente oscura y se empieza a trabajar de chivo para ellos, se entra en su mismo círculo vicioso de placeres desequilibrados e irritables siempre insatisfechos y de paraísos artificiales siempre inalcanzables.
Al comer el pan se come el cuerpo de ellos y después hay que comer otras cosas extra tan solo para alimentar ese pan que ha entrado antes en el cuerpo, para que ese pan no destroce el organismo, para poder ir sobreviviendo con la justa salud necesaria, comiendo extra, bebiendo extra para que ese pan no seque el cuerpo por dentro, para que ese cuerpo ajeno del pan que nos ha poseído tenga el líquido y el agua que necesita para seguir vivo sin transformarse en piedra, para lo cual deberemos de seguir echando agua al cuerpo para que viva ese inquilino que lo ha poseído, y bebiendo alcohol, para que ese inquilino tenga su violenta, fanática y desequilibrada sangre activa, y comiendo carne para que ese inquilino se mantenga con su agresividad despierta, para poder encolerizarnos lo suficiente para hacernos sentir la ira necesaria para ir a atacar fieramente a nuestros hermanos contra los que lucharemos a muerte por la obtención de ese pan simbólico y real que nos posee y nos lleva a luchar y a matar por él, por ese ser que nos posee en forma de pan, de vino, de alcohol, de drogas, y demás alimentos impropios del ser humano que nos llevan a consumir empujados por el temor a sus oscuras amenazas y para seguir poseyéndonos, para que no termine su horrenda y macabra dominación sobre nosotros.
Estar Ahí es la liberación de las garras de ese monstruo.
Al verdadero creyente no lo hace nunca el temor al diablo sino el amor a Dios
Abrir bien los ojos y veréis.
Dios es bueno
La presunción y la fealdad van siempre de la mano
Dios no se presenta nunca produciendo temor, o dando fogonazos en la oscuridad, o con milagros prodigiosos, o realizando grandes conversiones, bautismos, iniciaciones, elecciones, predilecciones, transformaciones, sacrifícios, etc... sino que viene como un hermano para ayudarte a ser y para que tú le ayudes a Él a ser, para darte un abrazo y compartir su amor con el tuyo de igual a igual.
Viene como el prójimo, y es el prójimo, tu hermano, tu igual.
Todo lo demás es solo magia negra disfrazada de ceremonias espirituales que hacen caer a la gente en terribles ciclos sadomasoquistas o chivo-pecadores, con el intento de someter y esclavizar a los demás, sumiéndose en la confusión, el caos, la insatisfacción, las enfermedades y las guerras.
Los malos sentimientos son tan absurdos que alguien es capaz de rechazar un gran regalo por pensar equivocadamente que quien se lo regala presume con ese gesto.
Qué más da si presume o no pues lo que importa es que lo que está dando es algo que se necesita.
La verdad es humana y está dentro de todos. Todos tenéis derecho a ello. Es vuestra, es de todos. Todos la podéis ver, contemplar y practicar por vosotros mismos.
Nadie te puede enseñar algo si no nace de ti el aprender.
Quien dice desposeer del mal es el mal que más posee.
Sigue mirando dentro de ti y descubrirás más de lo que desde allí se refleja hacia el exterior.
Fernando Ortolá
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