La vida y la muerte en el niño y en el adulto.
En el niño:
En positivo:
Este mundo es la muerte y el otro mundo es la vida.
El niño aún no sabe ni puede hacer las cosas por sí mismo, pues aún no está formado, y todo le cuesta, pero le acompaña su tutor físico y buen jerarca, el cual le ayuda a esforzarse para alcanzar la meta y el premio, tanto en las pequeñas cosas como en el otro mundo, en el cual está la vida, en contrapartida a este mundo de sufrimientos y de esfuerzos, los cuales, si se realizan por el buen camino, ayudado por el buen jerarca y tutor físico, es un esfuerzo llevadero, con felicidad y fe en el premio que se va a obtener en el otro mundo, como pago de todo el esfuerzo realizado en este.
Esta es la dinámica del niño en su vida cotidiana, en la cual debe esforzarse por aprender y, a cambio, obtiene un premio continuo otorgado por su tutor, un espacio para los juegos y la distracción.
Esta misma tónica cotidiana del niño con sus esfuerzos diarios por alcanzar sus metas y satisfacciones se proyecta también en lo trascendente, en áreas más amplias de la existencia, como lo es el concepto de la vida y la muerte, en el cual el niño se esfuerza en esta vida para alcanzar un trofeo en la vida siguiente.
En negativo:
Este mundo es la vida y el otro mundo es la muerte.
Para el niño que está sin la guía de un tutor físico, es decir, que no tiene un buen jerarca al lado que le dirija y que le ayude con sus recursos básicos y su formación, es un niño abandonado, el cual huirá de sus esfuerzos materiales por formarse y por aprender, pues no encontrará un aliciente en ellos ya que no cuenta con la motivación de su tutor por la ausencia de este. Por lo tanto, ese niño tiende únicamente a buscar los placeres materiales como la única satisfacción, descartando los esfuerzos. Por lo que se centra únicamente en explotar la materia por la vía rápida del placer y la satisfacción material, hasta que la materia y su cuerpo se terminan por haber sido conducidos de un modo incauto, llegando así a su fin. El niño, por no haber tenido una educación, considera que ese es el fin último y que después de la muerte no hay nada, sino simplemente muerte, pues nadie le ha enseñado que más allá hay algo y él tampoco se ha podido esforzar en comprenderlo por sí mismo, pues un niño aún no tiene su mente formada para poder comprender esas cosas, que a un niño le enseña únicamente su tutor físico y buen jerarca, que en este caso, al estar ausente, no le puede enseñar.
En el adulto:
En positivo:
Este mundo es la vida y el otro mundo es también vida.
Con el adulto ya no está el tutor físico y buen jerarca que le dirija, sino que él vive con los demás seres adultos en una relación basada en un intercambio igualitario con todos ellos, a través del cual el individuo obtiene su alimento vital, que de niño recibía de su tutor, pero que como adulto consigue con su trabajo que ya puede realizar, por estar ya formado en su profesión, con la cual obtiene su producto o fruto, que intercambia con los productos o frutos de los demás seres adultos, obteniendo así el alimento vital que necesita para poder subsistir.
El adulto ya está formado para poder comprender por sí mismo que esta vida y mundo en el que está es bueno si lo vive con una buena administración y cautela.
De este modo, el ser adulto disfruta de este mundo, el cual para él es vida.
Al mismo tiempo, un ser adulto que hace uso de su conocimiento, su sentido común y capacidad de discernir también es capaz de darse cuenta por sí mismo de que esta vida no se termina con la muerte física del cuerpo, sino que continúa más allá con un cuerpo sutil, que sigue viviendo en otros planos, en una vida que puede seguir siendo feliz y positiva si se vive igualmente de un modo correcto.
En negativo:
Este mundo es muerte y el otro mundo también es muerte.
El adulto ya no tiene con él al tutor físico y buen jerarca que le dirija, y aunque ya esté formado y disponga de un conocimiento para poder hacer las cosas bien, con prudencia y armonía, si no hace uso de ese conocimiento adulto y vive de un modo desordenado y caótico, entonces va a sufrir ese desequilibrio, que le va a afectar a la materia de su mundo y de su cuerpo. Eso le llevará a sentir que este mundo es negativo, es malo, es sufrimiento, es oscuridad, es decir, que es morir en vez de vivir, es la muerte en vez de la vida.
Al mismo tiempo, y también por no hacer uso de su conocimiento adulto y de su capacidad de discernir, el individuo no podrá comprender que después de esta vida hay más vida, con otra forma, pero igual de positiva que esta vida lo puede ser. Es decir, que no podrá comprender que la vida en realidad no tiene fin, sino que va cambiando de formas, pero que es continua y eterna.
Por lo cual sentirá que después de la vida simplemente hay oscuridad y muerte, al igual que siente que lo hay en la misma vida que está teniendo. Es decir, penurias y muerte tanto en esta vida como en la siguiente.
Síntesis de esencias:
El niño:
En positivo: Este mundo es muerte y el siguiente es vida.
En negativo: Este mundo es vida y el siguiente es muerte.
El adulto:
En positivo: Este mundo es vida y el otro mundo también es vida.
En negativo: Este mundo es muerte y el otro mundo también es muerte.
Elaborando la síntesis de esencias:
El niño:
En positivo: Muerte-Vida
En negativo: Vida-Muerte
El adulto:
En positivo: Vida-Vida
En negativo: Muerte-Muerte
Simplificando la síntesis:
El niño:
Muerte-Vida
Vida-Muerte
El adulto:
Vida-Vida
Muerte-Muerte
La cenuítica continúa la síntesis de esencias sustituyendo los atributos por las esencias cenuíticas a las que corresponden.
Niño y vida son atributos de la primera esencia C.
Adulto y muerte son atributos de la segunda esencia F.
Con lo cual se obtiene la siguiente síntesis cenuítica de esencias:
C:
CF
FC
F:
CC
FF
Con lo cual se observa que C se presenta en cruzado y F se presenta en paralelo, tal como se presenta también en los contextos de otras áreas de la vida observadas y después sintetizadas hasta sus esencias, con lo que se ha comprobado también que C se presenta en cruzado y F en paralelo.
En el contexto en cuestión observado ahora y referente al concepto de la vida y la muerte en el niño y en el adulto, se encuentra también la presencia de las dos primeras esencias en sus atributos de positivo y de negativo.
Pues lo positivo representa a la esencia C y lo negativo representa a la esencia F.
Lo cual se puede incorporar en la fórmula esencial cenuítica obtenida:
C en C: FC
C en F: CF
F en C: CC
F en F: FF
Con ello se hace necesario el paso de la síntesis de esencias cenuítica a las matemáticas cenuíticas para poder seguir sintetizando lo obtenido en la siguiente expresión matemática:
C > C = FC
C > F = CF
F > C = CC
F > F = FF
Expresión de las fórmulas de matemáticas cenutítica:
C > C = FC
C contenida en C es igual a FC
C > F = CF
C contenida en F es igual a CF
F > C = CC
F contenida en C es igual a CC
F > F = FF
F contenida en F es igual a F F
Una vez obtenidas estas fórmulas de matemáticas cenuíticas por el proceso de síntesis realizado, se pueden aplicar en distintas áreas de la vida para poder hallar soluciones de un modo más rápido y eficaz y desde un punto de vista más profundo.
La aplicación de estas fórmulas de matemáticas cenuíticas se puede amplificar considerablemente aportando esta información a una inteligencia artificial para que la elabore y aplique en la solución a distintos problemas de la vida.
Para lo cual esa inteligencia artificial debe de ser dirigida por la consecuente moral del ser humano para que sus efectos sean siempre positivos y benéficos para todos por igual.
Fernando Ortolá
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