domingo, 12 de enero de 2025
El mayor error de la humanidad y su solución
El bien no elige al fuerte sino al que no lo es para ayudarle a serlo.
El bien no necesita elegir a los mejores para poder defenderse, no necesita ejércitos, pues por sí mismo ya tiene todo cuanto necesita para poder prevalecer.
Por eso quien elige a los mejores es solo el mal disfrazado de bien engañando a sus reclutados para hacerles morir por sus propios y oscuros intereses y no por el de ellos ni por el de sus familias y sin llegar a darles nunca el premio que les prometió en un principio y que finalmente es tan solo el sometedor el único que lo recibe, todo ese gran extra, todos los premios que había prometido, el cual cae en sus manos como un lucrativo exceso, y que es el recurso vital que sus esclavos hubieran necesitado para poder sobrevivir.
Les ha engañado haciéndoles creer que él es el gran mejor que elige a los mejores para ponerlos a su servicio en las filas de su ejército y para supuestamente darles una recompensa que les lleve a una mejor vida, cuando la realidad es que es el gran peor que no les da lo prometido sino que se lo queda todo él y que no los conduce a una mejor vida sino todo lo contrario a la guerra, la muerte y la destrucción.
Si fuera el gran mejor tal como se presenta ante los demás no necesitaría elegir a los mejores pues él mismo ya tendría la fuerza para poderse defender.
Por eso si el que se llama así mismo el gran mejor elige a los mejores es porque él mismo no es el gran mejor sino el gran peor que necesita a los mejores no para ayudarles a ellos a ser aún mejores porque ya lo son sino para que los mejores le ayuden a él a alcanzar sus oscuros intereses muriendo por él en una guerra para conseguir los propósitos suyos, del sometedor , y nunca de los sometidos, los cuales nunca reciben ese premio, cielo o paraíso que el supuesto gran mejor les ha prometido, sino que solo reciben la muerte y la destrucción, perdiendo así el gran tesoro de la vida que ya tenían en sí mismos pero que quien les engañó les hizo creer que no la tenían y que la debían de alcanzar, cuando en realidad sí que la tenían y él la quito de sus manos arrebatándoles la vida que ya estaba en ellos en vez de darles la vida que les prometió.
Amigos seáis del pueblo, cultura, raza o color que seáis no hay que caer más en ese engaño.
La humanidad ya ha padecido y aprendido lo suficiente como para no volver a caer en el mismo error.
Hagamos ese esfuerzo conjunto de no caer en la misma trampa por todo el sufrimiento que está ha producido a todos nuestros antepasados.
Hagámoslo por ellos y por todos nosotros: sus hijos, para así dejar al fin a nuestro mundo en su propia paz y la de todos.
Para dejar a la paz cosechar su mundo y a los seres que la habitan, para que puedan madurar y realizar su propósito obteniendo así su fruto que es la evolución del espíritu que se eleva después de dejar la cáscara del cuerpo, yendo hacia el verdadero padre que los creó poniendo su semilla y cuidando su desarrollo con todo su amor y paz de Padre.
Dejémosle actuar, confiemos en Él, hagamos lo que nos pide a través de nuestros corazones en cada momento, comprendiendo que lo más importante en realidad no son esas cosas que nos pide hacer pues son tan solo el medio para llegar a lo más importante que es crecer con nuestro espíritu hacia Él.
Esas cosas son sus palabras pero lo más importante es quien las pronuncia es decir: Él mismo.
No seamos tampoco portadores del mayor error.
Seamos del origen, raza, cultura o color que seamos compartamos la paz y fruto que ya esta en todos sin imponerlo en nadie.
Fernando Ortolá
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