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viernes, 21 de junio de 2024

El querido Oriente de mi infancia


En los tiempos infantiles de la humanidad los individuos viven basados en la línea vertical en la cual arriba está la luz, el cielo y el bien, y abajo está la oscuridad, la tierra y el mal.

En esos tiempos también está presente el tutor físico, el buen jerarca, el cual para los individuos es la presencia del mismo Dios en la tierra en forma física, con un cuerpo humano.

Los individuos ven a su tutor físico como a la luz que desciende de arriba para iluminar la oscuridad de abajo.

El que viene del bien de arriba para eliminar el mal de abajo.

Pero cuando la humanidad entra en su periodo adulto la cosa cambia.

El tutor físico y buen jerarca ya no está presente pues este al igual que un padre carnal ha envejecido y partido para el otro mundo.

El individuo adulto se da cuenta que el mal ya no está solo abajo sino que también puede estar arriba y que el bien no sólo está arriba sino que también puede estar abajo.

Cuando era niño aun no lo podia ver pues su mente aun no estaba formada para poder apreciar esa realidad.

Cuando el niño pasa a ser un ser adulto también se da cuenta que la vida no se compone solo de esas dos esencias una arriba representada por su tutor físico y otra abajo representada por él mismo, sino que existen más esencias, no solo una arriba y otra abajo sino también una a la derecha y otra a la izquierda representadas por las otras personas las cuales ante él van adquiriendo un gran valor, y de cuyo contacto se va sintiendo más dependiente que antes.

Esas otras personas son su prójimo, el prójimo del individuo adulto.

El individuo adulto también se da cuenta que si cierra los ojos a esas nuevas esencias que aparecen a la derecha y a la izquierda y se sigue centrando únicamente en la línea vertical con la esencia de la luz arriba y de la oscuridad abajo esa actitud de forzarse a sí mismo a mantenerse en la línea vertical le lleva a ser atropellado de vez en cuando por una línea horizontal que de repente aparece en su camino atropellando la línea vertical en la que está y en la que se aferra.

Esa línea horizontal es la presencia del prójimo y cuando el individuo adulto es atropellado por esta siente una profunda contrariedad, ofuscación y malestar.

Pues el individuo adulto en ese momento se plantea así mismo que como es posible que le haya podido suceder eso sin que su tutor físico y buen jerarca en el cual él confía le haya protegido para evitar que eso suceda.

¿Como es posible se plantea el individuo adulto ante esa situación.?

¿Cómo es posible que el mundo sea tan injusto y que mi tutor físico no haga nada para evitarlo?

La respuesta a estas preguntas que el individuo adulto se plantea es que su tutor fisico y buen jerarca ya no esta con él para poder ayudarle.

El individuo adulto es quien descubre esa respuesta por sí mismo pues se da cuenta de que antes cuando era niño su mente aún no estaba formada para poder solucionar por él mismo los problemas haciendo uso de ella y que por eso su tutor físico es quien le daba el alimento vital que él cómo niño necesitaba para poder sobrevivir en esa buena jerarquía infantil dirigida por él, por su buen jerarca, el cual relajaba con cuentos y juegos su mente infantil inquieta dandole la calma que esta necesitaba para poder crecer.

Pero al llegar a la adultez su mente ya está formada y preparada para que el ser adulto pueda sobrevivir en la vida por sí mismo haciendo uso de su propia mente, es decir siguiendo su propia conciencia adulta. Pues el individuo adulto se da cuenta de que el mal ya no se presenta solo a abajo y el bien solo arriba sino que el mal y el bien se pueden presentar a través de cualquier esencia de todas las esencias que le rodean y las cuales pueden ser malas o buenas según sea si el individuo adulto sigue su conciencia o no.

Si sigue su propia conciencia entonces todas las esencias serán buenas pero si no la sigue entonces todas las esencias eran malas.

El individuo adulto también se da cuenta de que cuando era niño necesitaba de la jerarquía para poder ser dirigido únicamente por su buen tutor pero que al llegar a la adultez necesita de la igualdad con todas las esencias que le rodean, es decir con su prójimo, pues antes cuando era niño recibía su alimento vital únicamente de su tutor físico a través de una buena jerarquía que le unía a él, pero al llegar a ser adulto ese alimento vital que sigue necesitando para poder sobrevivir ya no le llega de su tutor físico el cual ya no está presente y tampoco de la jerarquía que le unía a él la cual tampoco está, sino que ese alimento vital le llega a través de la relación igualitaria con las demás esencias, es decir con los demás seres adultos, con el prójimo, a través del intercambio igualitario de frutos y de esencias con el prójimo, recibiendo el fruto de todos y dando el propio fruto a todos, intercambiándolo de igual a igual el proio fruto con el fruto de todos, pues de ese modo al recibir el fruto o esencia de todos el ser adulto tiene el alimento vital que necesita para poder sobrevivir, el cual llega a él a través de una situación igualitaria de intercambio igualitario con los demás seres adultos, con su prójimo.

Pues si siendo adultos se mantiene en la jerarquía de la línea vertical de cuando era niño entonces puede ser atropellado continuamente por la línea horizontal que representa a la relación con el prójimo, y para que eso no suceda el ser adulto ya no debe de seguir esa jerarquía y a ese buen jerarca que ya no está presente sino que debe de seguir su propia conciencia para así estar en armonía con su prójimo y no ser atropellado continuamente por esa línea horizontal que le representa y que le sacrifica en esa cruz que se forma entre la línea vertical y la línea horizontal, en una cruz en la que el individuo adulto muere crucificado por mantenerse aún en una jerarquía estando ya en tiempos de igualdad.

Por lo cual el ser adulto para evitar ser atropellado por la horizontal del prójimo, para evitar ser crucificado en esa cruz de dolor debe de vivir en los tiempos igualitarios actuales aceptando al prójimo de igual a igual y no en los pasados tiempos infantiles de la humanidad aceptando únicamente a su tutor físico y buena jerarca el cual ya no está presente en tiempos de adultez en los que se debe de vivir la igualdad, para que así la línea horizontal que representa el prójimo se presente con paz y armonía no para formar una cruz de dolor, es decir no atropellando sino para formar una estrella de luz y de bienestar de intercambio de frutos entre el individuo y el prójimo y en la cual tanto el prójimo como el individuo tanto él como todos los demás seres adultos puedan disfrutar unidos en el bienestar de una buena sociedad de igualdad de beneficios, de derechos y de privilegios para todos por igual.

Recuerdo que de niño siempre he oído decir por todas partes que la espiritualidad oriental está más avanzada que la occidental.

Esas afirmaciones llegaron a convencerme y aunque tenía una gran fe hacía mi religión occidental hicieron que esta disminuyera mucho y fuera sustituida por la fe en la religión y espiritualidad oriental.

En aquel entonces no me di cuenta de la relevancia que eso tenía y con el tiempo he ido siendo consciente de ello hasta llegar a nuestros días en los que he comprendido que la realidad es inclusoal revés de lo que me intentaron convencer cuando era niño.

Es decir que la espiritualidad oriental no está más evolucionada que la occidental sino que en realidad es al revés la occidental está más adelantada que la oriental pues la oriental representa a los tiempos infantiles de la humanidad y la occidental representan a los tiempos adultos

El saber eso no es algo que me hace sentir superior a los orientales al contrario ya que Oriente refleja a la infancia de un mismo ser que representa a toda la humanidad.

En Oriente se presenta la infancia de ese ser, del Ser humanidad, y en Occidente se refleja la adultez de ese mismo ser, por eso es absurdo que un ser se margine a sí mismo.

Esa comprensión me lleva también a aceptar más a los orientales ,a amarles y quererles más, a integrarles más en mi vida y en mi ser cómo parte de mí mismo. Pues antes con esa idea equivocada de que Oriente representaba una espiritualidad más avanzada había algo en mí que no encajaba y que me llevaba a rechazar a los orientales en cierta manera tras esa aceptación superficial llevada por el temor a enfrentarme a una supuesta espiritualidad superior tal como mostraban que era la oriental con el riesgo de que alguno de los genios de esa espiritualidad oriental viniesen a castigarme con un terrible ataque de Kung Fu, de Karate o de otra arte marcial, por haberme puesto en contra de la espiritualidad que ellos profesan.

Ese temor me llevaba a seguir la espiritualidad oriental pensando que eran superiores y a su vez temiéndoles como ser inferior que debe de implorarles su perdón y su aceptación.

No soy el unico que en mi infancia ha sufrido esa situación de sometimiento espiritual de Oriente hacia Occidente al igual que tampoco lo sufrieron solo mis amigos de niño, sino que ha sido general en todo el mundo, principalmente en Occidente que es hacia donde se han dirigido más esos argumentos a través del cine, las películas, las artes marciales y demás terapias orientales llegadas a Occidente.

El hecho de que toda esa corriente espiritual venida de Oriente infundía temor en los niños y jóvenes ya era suficiente razón para poder comprender que algo raro contenía, pero en esa edad joven en la que la mente y la conciencia adulta del individuo aún no están totalmente formadas para poder comprender lo que sucede al individuo le es difícil darse cuenta de la realidad, pero con el tiempo y al llegar a la adultez muchos ya hemos podido ver y comprender lo que todo eso significaba.

La línea vertical que se refierere al niño en su jerarquía es la representada en la típica postura de la meditación oriental.

La línea horizontal que se refiere al adulto en su igualdad es la representada en el típico símbolo de la Cruz de la religión cristiana.

La línea vertical representa al contexto del niño y la cruz representa al contexto del ser adulto.

Pues a su vez la línea vertical representa al individuo y la línea horizontal representa al prójimo.

Por eso en la línea vertical sólo se encuentra representado el individuo en su estado de formación y en la línea horizontal se presenta el prójimo que llega al individuo cuando este ya está formado y entre ambos forman una cruz que simboliza la relación igualitara entre ambos en un estado de adultez en el cual rige internamente la igualdad entre el individuo y su prójimo, mientras que en la línea vertical que se refiere al niño rige la jerarquía que este necesita para poder sobrevivir siguiendo a su tutor físico y buen jerarca el cual ya no está presente en la vida del adulto.

En el grafico que forma la postura de la meditación oriental al ver a alguien meditando de frente se puede observar que está compuesta por una línea horizontal que son sus piernas de cuyo centro sale una línea vertical hacia arriba que es el tronco y la cabeza del individuo que está meditando.

Es decir que la línea horizontal formada por sus piernas indica a la línea horizontal del suelo que representa a ese otro individuo y ser adulto que le está sosteniendo para permitir su crecimiento.

Pues la línea vertical representa al individuo y la horizontal representa al prójimo, al otro ser que en el caso del niño es su tutor, esa persona adulta que le está dando apoyo para poder crecer y que es normalmente el padre carnal.

Las piernas del que está meditando están cruzadas, es decir que están reducidas en tamaño, están plegadas, replegadas en sí mismas, mostrando así que el individuo de niño aún no está preparado para poder caminar, sino que quien le conduce por el camino y le lleva es la línea horizontal del suelo sobre la que reposa, la cual representa a su tutor físico que le da apoyo para que pueda formarse, y llegar a caminar algún día por si solo cuando llegue a la adultez.

La línea vertical que en el gráfico dibuja el tronco de su cuerpo y su cabeza representa a la planta que está germinando de la tierra y que hay que cuidar para que crezca bien con salud hasta llegar a su plena expansión es decir a la adultez.

Por eso la posición de meditar se suele comparar a una planta y a una flor, a la flor de loto.

Esa línea vertical que dibuja con su cuerpo quien medita representa a su vez a la menor estatura de un niño comparado con un adulto, mostrando así nuevamente que se trata de un niño en su proceso de crecimiento y formación, dirigido por su tutor físico que le apoya, abona y sostiene el suelo en el que está, a su vez que le muestra su presencia y su luz arriba de él, que es la luz hacia la cual el niño se debe de dirigir en su desarrollo y evolución hacia la adultez.

Esa luz más alta se representa en el chakra más alto, el chakra corona, que se encuentra arriba de la cabeza de quién está meditando.

Más tarde cuando el individuo llega a la adultez esa luz que en el niño se le representa arriba de él aparece en el centro de su ser adulto y de su corazón ,y representa a su propia conciencia adulta y a su vez al Dios invisible de los adultos que guía al individuo adulto a través de la voz de su corazón y siendo esta misma.

Un abrazo con mucho amor para Oriente, para Occidente y en especial para ambos a la vez.


Fernando Ortolá




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