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miércoles, 26 de junio de 2024

Ellos



Esos con quienes a veces estás en contacto no están afuera están adentro de todas las cosas y seres, no los busques afuera porque están adentro de todas las cosas y seres.

Desde ese lugar interior en donde están crean, construyen, dirigen y realizan todo el mundo material del exterior, el cual cíclicamente manifiesta toda la expansión de la luz que está en el interior dando forma así a la flor de la creación, de su creación, que ellos desde el interior y cíclicamente van manifestando al exterior en un continuo latir de su corazón de amor y vida eterna.

Las esquinas de los objetos son sus articulaciones y las líneas que definen a los objetos son sus cuerpos, sus brazos y piernas. Pero ellos no están afuera de los objetos sino adentro, en su interior, y adentro de los seres, en el interior de todos.

Ellos son el espíritu y el motor que impulsa a todas las cosas y seres desde el interior, produciendo todo el movimiento externo de la materia y del universo . Ellos son los creadores de este mundo y del universo y no es uno solo son muchos y no viven en una jerarquía sino en una igualdad de aceptación y respeto mutuo.

Ellos son los auténticos espíritus de los seres humanos, de todas las cosas y seres.

Ellos son el forro del vestido con el que se viste la noche y del traje con el que se viste el día.

Ellos son tus hermanos y mis hermanos, hermano.

Ellos son la vida y ellos son la muerte porque no existe vida sin muerte ni muerte sin vida. Ellos son todo.

Ellos poseen todos los cuerpos de las cosas y de los seres de su creación para poder disfrutar de su obra.

Ellos somos tú y yo, ellos somos todos.

Cuando uno de nosotros posee a un animal en su cuerpo hay dos voluntades una es la del mismo animal y la otra es la del espíritu que le ha poseído.

Cada espíritu debe de tratar bien al cuerpo del animal que posee para que la voluntad de este le responda bien y no proteste con enfermedades.

Pues cada cuerpo poseído por espíritu tiene voluntad propia que es la voluntad animal sobre la que domina la voluntad humana del espíritu que le posee y le conduce como vehículo por el mundo de su creación, de la creación del espíritu, de la hermandad de espíritus, de ellos, de los creadores, del Creador. Un creador que no es uno sino muchos. Aunque el universo creado por él es uno un solo y gran universo multidimensional.

Al contrario de lo que se cree de que el Creador es uno y los mundos que crea son muchos, en realidad los creadores son muchos y los mundos que crean es uno, en el cual se manifiestan todos juntos en unidad, a través de unos cuerpos a los cuales van enseñando a vivir en aceptación mutua e igualdad entre ellos, al igual que los espíritus que los llevan viven en el interior.

No hay que olvidar que en este mundo los seres humanos somos colonos de nuestros respectivos cuerpos físicos.

Por eso es un error pensar que con el cuerpo vamos a conquistar el espíritu porque es al revés el espíritu es el que ha conquistado el cuerpo.

La meta y propósito de esta vida no es dirigir a los cuerpos para alcanzar a un espíritu lejano sino dirigir a los cuerpos con él espíritu que ya está dentro no para alcanzar una meta en el espíritu sino para alcanzar una meta en la materia de la creación en el mundo al que los cuerpos físicos pertenecen los cuales conducidos por el espíritu que está dentro de ellos van a alcanzar la flor de la creación en la materia, el propósito de la creación, y en la cual los espíritus que la manifiestan reflejan en su obra del exterior y de la materia la luz y armonía plena que viven en el interior.

Es decir que incluso ese principio universal está cruzado en el caos del mundo, el cual en su inversión de la realidad hace ver que con el cuerpo y su esfuerzo hemos de alcanzar un espíritu lejano cuando es todo lo contrario hemos de vivir el espíritu más cercano que es nuestro propio ser que habita dentro de los cuerpos para conducir a estos y al mundo material hacia la armonía de la luz que ya está en nosotros, en todos los espíritus que habitan dentro de todas las cosas y seres, en el amor y el palpitar del corazón de una vida eterna, la cual no hay que ganar de un modo sobrenatural pues todos los seres ya la tienen de un modo humano y natural en su interior, desde donde y ciclicamemte se va manifestando en el exterior de la materia y el universo siempre creado, conducido y realizado por el interior.


Fernando Ortolá 

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