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martes, 21 de marzo de 2023

Los atributos del Ahí y el Dios de los adultos

 Cuando elevas  la consciencia y alcanzas el Doki debes de seguir elevando la consciencia para no quedarte pegado a un lado y a otro del camino (los feses) pues es muy doloroso.

Si  al elevar la consciencia algo te obstaculiza tu camino hacia el Doki y sufres el quedarte pegado  a un lado y otro del camino, los feses, siempre tienes la posibilidad de reanudar tu camino hacia el Doki (de estar Ahi) para poder despegarte de los lados del camino.

Al esta Ahí (en la consciencia alta, el Doki, el Padre universal ) el Ahí (el Padre universal) te ayudará a despegarte de los lados del camino para seguir estando Ahí.

El Doki es el plan y trabajo humano y pacifico para alcanzar  la buena sociedad, en la que existe el bienestar para todos por igual.

Todo lo que sucede en este proceso de elevación de la consciencia es muy sencillo. Todo se resume en la palabra Ahí, y en la necesidad de estar siempre Ahí, en la consciencia alta, tras la verdadera voz del corazón, tras el Padre  universal.  Estar Ahí. 

Estar  Ahí es tan simple que se puede resumir en el acto sin palabras del sentir una luz ante ti y estar en esa luz a la vez que la sientes. Eso es el estar Ahí, estar despierto en el impulso vital de cada momento.

Aunque el estar Ahí sea tan sencillo, simple, espontáneo y natural como el ser uno mismo en cada momento, sin embargo, el estar Ahí se compone de muchos ingredientes.

Como son:  la luz, la verdad, el camino, la voz del corazón, la libertad, el amor, la paz, la igualdad, el Padre universal, la aceptación hacia el prójimo, hacia  los demas, el impulso vital, el ser uno mismo, el trabajo pacifico por la buena sociedad, el tomar en cada momento la esencia que el Padre universal nos va dando en cada momento ya sea la acción del cuerpo (esencia F) o la acción de la mente (esencia S) o la acción de las emociones (esencia S) o la acción de la propia voluntad (esencia C).

Toda esa es la larga lista de los ingredientes de los que se contiene el estar Ahí.

Por eso no siempre hay tiempo de pararse  a recordar cuáles son todos esos ingredientes, a recordarlos, y repetirlos mentalmente como una oracionque nos proporcione el éxtasis al conseguir pronunciar toda esa oración completa, al conseguir recordar todos esos ingredientes que componen el Ahí.

No hay tiempo para ello porque la lista es larga, y porque a veces hay poco tiempo para poder realizar esa tarea sin que algo nos desconcentre interrumpiendo nuestro recuerdo mental  de los atributos del Ahí, y eso nos lleve a tener que volver a empezar con el recuento mental de la lista, hasta conseguirlo sin interrupciones y alcanzar así ese éxtasis,el éxtasis del Ahí que nos reconforta. El éxtasis humano.

Pero cuando algo nos interrumpe ese recuento mental de los atributos del Ahí podemos sentirnos irritados hasta el punto de que se éxtasis que perseguíamos se transforme en todo lo contrario, es decir, en un arranque de cólera hacia eso que nos a interrumpido en nuestra tarea de recuento mental como lo pueda ser un gato con su demanda de atención.

Pobre gato, , ¿Que culpa tiene el gato?...   ninguna.

En ese caso de sentirse interrumpidos en la acción mental de recuerdo el éxtasis de amor perseguido con esa acción se puede transformar de repente en una explosión de ataque colérico y odio hacia lo que nos ha interrumpido, hacia quien nos ha interrumpido. Pero ¿Que culpa tiene eso o ese?... ninguna.

El problema ha sido nuestro por ponernos a intentar recordar esa larga lista de ingredientes del Ahí en un momento en el que las circunstancias no nos deban el tiempo necesario para poder realizar esa tarea. Es decir qu el Ahí, el Padre universal, en ese momento no nos estaba dando esa esencia de recuento mental, sino que nos estaba dando otra esencia como pueda ser la activar nuestro cuerpo en unas determinadas acciones, y no detenerlo en ese momento para realizar el esfuerzo de intentar recordar algo.

Por eso el estar Ahí contiene también el ingrediente de seguir el impulso vital, pues las circunstancias se pueden presentar a veces de un modo tan intenso que no hay más remedio que seguir en la acción a la que nos dirigen sin perder la concentración en ello para que no se produzca un accidente físico por haber querido realizar a destiempo un esfuerzo de recuerdo mental en el cual tambienb hemos  tenido un accidente y interno que nos ha puesto de mal humor, saliendo así doblemente accidentados, tanto en nuestra mente, como en nuestro cuerpo, tanto en el interior como en el exterior, con ambas esencias accidentadas, la interna y la externa.

Para evitar que eso suceda hay que estar Ahí tomando en cada momento la esencia que el Ahí da, confiando en que todos los ingredientes del Ahí se mantienen siempre por si solos dentro del Ahí y no es necesario que los recordemos siempre pensando equivocadamente que así con nuestra acción mental de recuerdo vamos a mantener todos los ingredientes del Ahí.

Pues para eso no es necesaria nuestra acción mental ya que los ingredientes del Ahí se mantienen siempre por si solos dentro del Ahí, y en eso hay que confiar, pues la confianza y la fé en la luz es también otro ingrediente del Ahí.

Pero tampoco hay que dejar de estar Ahí por no querer ver los ingredientes del Ahí cuando el Ahí los muestra  a nuestra mente.

El Ahí tiene una larga lista de ingredientes y cuando falta uno de ellos nos sentimos mal, es decir que no podemos de excluir ningún atributo de la lista, para que así los demás atributos se mantengan bien.

Por ejemplo la libertad es un atributo y el aceptar al projimo de igual a igual es otro atributo.

Si excluimos el atributo de la libertad, es decir, si no actuamos con libertad, perderemos el atributo de aceptar al projimo, es decir que nosotros se despertarán malos sentimientos hacia alguien.

A la vez que si tenemos malos sentimientos hacia alguien dejaremos de sentirnos libres, pues la falta del atributo de aceptación hacia el projimo habrá  dañado el atributo de libertad.

Lo mismo se puede decir de los demas atributos del Ahí.  La falta de unos atributos daña a otros atributos.

Ante esa realidad se puede observar  que el Ahi en cada momento nos va activando en uno u otro de los atributos que lo componen. Nos da dando una esencia u otra. 

De modo que para poder estar Ahi debemos de ir tomando la esencia que el Ahí nos da en cada momento.

En ello destacará ante  nosotros el atributo de Padre universal que el Ahí tiene.

Pues si el Ahí nos da en cada momento la esencia que necesitamos es porque el Ahí es consciente de nuestras necesidades, y si lo es es porque es un ser vivo capaz de comprendernos, atendernos y ayudarnos dándonos lo ue necesitamos, la esencia que necesitamos en cada momento.

Así veremos que el Ahí contiene el atributo de Padre universal, pero que es un Padre invisible que actúa como una especie de espíritu invisible, pues si fuese un ser de presencia física condicionaria nuestra libertad, es de ir que nos quitaría la libertad que es otro atributo del estar Ahí y eso haría que nos sintiéramos mal.

Por eso el Padre universal debe de permanecer en la invisibilidad, para que podamos seguir estando Ahí.  Debe de seguir siendo nuestro Dios invisible, y a la vez tan querido y presente a la vez con la forma de la verdadera voz del corazón de todos.

Es útil poder usar el término de la palabra "Ahí " como comodín, para poder comprender todas estas cosas. Pues es un término que se presta a ello y cuya forma encaja con esa función, aunque el término cumpla la función básica de ser un adverbio de lugar tal como la terminología lingüística lo designa.

Ante la realidad de las esencias que el Ahí va dando y que debemos de ir tomando para poder mantenernos Ahí se podría pensar en que debemos de soltar siempre todas las esencias para que así el Ahí nos pueda ir dando con facilidad todas las esencias que necesitamos.

Pero pensar eso es un error.

Pues si soltamos todas las esencias no podremos tomar ninguna de las esencias que el Ahí nos da pues no tomaremos de verdad ninguna de ellas ya que las iremos soltando a medida que el Ahí nos las va dando, nosotros las iremos soltando, así que no estaremos Ahí no solo por no tomar alguna de  las esencias que el Ahi nos va dando, sino aún peor: por no tomar ninguna de las esencias que el Ahí nos va dando.

Lo cual nos puede llevar a sentir el terrorífico vacío del anonadamiento de las esencias.

Es mejor que eso no suceda, pues es un toruoso y angustioso quedarse en blanco, sin vida.

Otro detalle que muestra ese mismo error de soltar todas las esencias es el hecho de que al soltar todas las esencias en realidad estamos soltando todas menos una, y la esencia que no soltamos es la esencia del pensamiento o idea que nos lleva a solrar todas las esencias, y esa es la única esencia que tomamos excluyendo a todas las demás esencias.  Con lo cual perdemos  varios ingredientes del Ahí como lo es la igualdad,  sustituyendola por la jerarquia de una supuesta verdad absoluta, y perdemos también el ingrediente del  mismo Padre universal, sustituyendolo por una imposición de la propia voluntad o ego a través de una determibada ideología, basada e este caso en la idea de soltar todas las esencias.

Seremos más correctos si en vez de casarnos en soltar todas las esencias nos basamos en lo contrario, en tomar todas las esencias que el Ahí va dando en cada momento.

Pues de ese modo también tendremos el soltar, ya que para poder   tomar un esencia debemos de soltar la esencia que antes tomábamos, y así continuamos tomando en cada momento la esencia que el Ahí nos va dando y soltando la esencia que nos daba antes.

Es decir que la cuestión es tomar más que soltar,  activarse más que relajarse.

Es decir que si es así es porque el Padre universal en realidad quiere que activamos nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones y nuestra voluntad.

Lo cual indica que ya somos adultos, que ya estamos preparados para activar nuestro propio cuerpo, mente, emociones,  voluntad que antes cuando éramos niños aún no estábamos preparados para ello por estar aún en proceso de formación y entonces si que debíamos de soltar el uso de nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones y nuestra voluntad, soltar las esencias, y no había ningún problema,  al contrario, era bueno que sokltasemos las esencias, pues teníamos siempre ante nosotros a nuestro tutor de presencia fisica (maestro, jerarca, guía, ... Dios en la Tierra) el cual en cada momento dirigua nuestras esencias por nosotros, es decir, que dirigía nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones, y nuestra voluntad, es decir que nuestras esencias no estaban en nuestras manos por no estar aún formadas para:poderla usar sino que estaban en sus manos para que el las cultivase para que pudiesen crecer y llegar a ser adultas.

Pero actualmente nuestras esencias ya son adultas y si las soltamos estas ya no serán llevadas por el tutor físico de la infancia pues este ya no está con nosotros, y por eso nuestras esencias caerán en el abandono y el caos, estropeando se y dañandonos hasta que como adultos decidamos hacer uso de nuestras propias esencias, de nuestro cuerpo, mente, emociones, y voluntad, activandolas  para construir con ellas una buena sociedad, guiadas por un Dios que ya no tendrá una presencia física sino invible pasando a ser nuestro Padre universal, nuestro Dios invisible, que habita en nuestro corazón con la forma de su verdadera voz, alentandonos en nuestra propia libertad, ser y en el alcance de nuestras propias metas, en la construcción pacífica de una buena sociedad, lo cual es la meta común y verdadero deseo propio del corazón de todo ser adulto en cuyo camino de realización todos los seres nos vamos encontrando y uniéndonos en una sola familia de armonia para trabajar juntos en el alcance de esa meta comun a todos que es la buena sociedad.

Con ello vemos que el Padre universal no nos hace para que seamos siempre niños, sino para que lleguemos a ser adulto y que al serlo usemos sus mismas herramientas creadoras que como hijos suyos  Él también ha puesto en nosotros, que son el cuerpo, la mente, las emociones y la voluntad, para que con ellas empecemos ha construir nuestro propio universo lleno de vida, tal como Él ha construido el suyo, pues nos ha hecho a su imagen y semejanza, Él es nuestro Padre y nosotros sus hijos.

Que Ahí sea.

Por el estar Ahí de todos.


Fernando Ortolá 




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