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miércoles, 24 de septiembre de 2025

El extasis del Ahí, 6



"Todo ser ha venido a esta vida traído por un beso de amor.

He sentido el éxtasis del Ahí cuando durante mi pensamiento he mencionado con mi mente las siguientes palabras:

"... el Creador entonces despierta tu Aito..."

Después de esas palabras seguían las siguientes con las cuales ha continuado mi éxtasis del Ahí:

"... para que pueda sentir intensamente el regalo de la vida que te da y el amor hacia todos los seres que hay en ella, a cada cual con su respectivo amor..."

Antes de la frase más corta de mis pensamientos que he citado antes de esta más larga y en la cual ha aparecido el éxtasis del Ahí, he pensado en más cosas que finalmente me han conducido al éxtasis del Ahí que he sentido cuando mi pensamiento iba mencionando esas dos frases que he citado antes, sobre todo la primera.

A continuación muestro cómo se ha desarrollado ese pensamiento desde su principio hasta llegar a su éxtasis final:

Me veo ante la necesidad de crear nuevos términos cenuíticos para definir conceptos y poder así darles el estudio que se merecen.

El nuevo término que quiero presentar es el FOM.

Son las siglas de Falso Objeto del Mal.

Esta historia empieza con una pareja que son Damián y Elena.

Damián está obsesionado por el sexo y tiene sus propios conceptos acerca de cuál es la relación sexual perfecta.

Elena, sin embargo, no está obsesionada por ello y eso no la ha llevado a conceptualizar el sexo sino que tan solo lo siente en su momento de una forma natural y así lo expresa.

Para Damián, sin embargo, ese es un tema tremendamente importante y deseado por él, y por eso considera importante que se realice con unos preparativos especiales.

Esa conceptualización del sexo de Damián debido a su obsesión en el tema es tan soberbia que hace sentir incómoda a Elena y esta finalmente huye de la persecución sexual de Damián hacia ella.

Se siente asfixiada y a su vez avergonzada por ese sentido épico que Damián le da al sexo. En el fondo, tan solo gira en torno a su obsesión en este tema con cuyo epicismo la encubre, siendo así Elena más consciente que Damián de la forma de actuar que Damián tiene, el cual incluso parece huir de ser consciente de ello, por sentir el temor de que todo ese epicismo ceremonial que manifiesta es solo para encubrir su propia obsesión por el sexo.

Damián ya ha sufrido varios episodios en la cama en los cuales en el momento más alto de su epicismo sexual y dirigiéndose a Elena casi en trance, esta le ha rechazado bruscamente de un manotazo.

Lo cual ha hecho caer a Damián en hondas depresiones en las que se ha ido a llorar al salón con lágrimas de tristeza y a la vez de ira, y allí se ha quedado en espera de que se relaje su mano tensa.

En ese punto, la vida estaba presentando a Damián dos opciones a seguir.

Una es la de no obsesionarse tanto con el sexo y admitirlo como un elemento más de la vida y aceptarlo tal como es en los momentos en los que llega de un modo natural y pacífico, pues así es como Elena vive también de ese tema y de ese modo podrían congeniar ambos de una forma positiva, normal y natural, que fuese agradable para ambos.

La otra opción que la vida presentaba a Damián es subir a lo alto del cerro del pueblo en solitario y allí rodearse ante el Dios de su epicismo para pedirle que le libere de ese tormento.

En su lamento siente que su Dios le pide que no use más su sexo para que así no vuelva a ser despreciado, es decir que se haga casto, que renuncie al sexo, que le pide la castidad.

Así que Damián se despide de su Dios Caston y desciende de la montaña con su promesa de castidad hecha y derecha.

Al llegar a casa y en una dramática escena para ambos, le cuenta a Elena lo decidido y se va a vivir a un monasterio de su Dios Caston.

Poco más tarde es ordenado sacerdote de Caston.

Un día, mientras Damián como sacerdote realiza el culto en el altar y dirigiéndose hacia los asistentes habla de los textos sagrados de Caston, ve a una asistente que no puede contener las lágrimas.

Después de la ceremonia, la asistente Virgilia se acerca a Damián que viste su túnica de sacerdote.

Virgilia le cuenta que en su casa es muy infeliz porque su marido no le da importancia al sexo, lo cual para ella es sumamente importante..

Damián, al oírla, se siente identificado, pues ve en ella su propio epicismo sexual al que renunció con la castidad.

Así que la invita a sus aposentos y, conociendo su historia, le es fácil conectar con ella a ese nivel y tener un contacto sexual.

Para encubrir su nuevo brote de obsesión sexual, Damián se convence a sí mismo y ante su Dios Caston de que esa vez va a usar su sexo con el buen fin de ayudar a esa mujer, a Virgilia, a curar su mal.

Así, Virgilia y Damián entablan una relación y se ven cada domingo para tener un contacto sexual.

El pobre Bartolo empieza a ver que su mujer no le responde ni siquiera en condiciones normales y se queja.

Las quejas, y con razón, molestan a Virgilia y principalmente a Damián, el cual ve que debido a la intranquilidad de Virgilia por las quejas de su marido Bartolo a veces no acude a la asidua cita sexual del domingo.

Eso empieza a intranquilizar tanto también a Damián por ver que ya no puede "salvar" a Virgilia y decide demonizar a Bartolo para que Virgilia no haga tanto caso a sus quejas y así poder tenerla otra vez en la cama cada domingo.

La demonización consiste en que Damián le cuenta a Virgilia que Bartolo no es un hombre de bien porque no acude al templo de Caston, y que no debe de hacerle tanto caso pues Bartolo en realidad es un objeto del mal, pues presenta a Virgilia un contacto sexual bajo y no bendecido por el templo, es decir, que demonizando a Bartolo le hace ver que este es un objeto del mal.

Lo cual en realidad es un Falso Objeto del Mal (FOM), ya que en realidad la obsesionada por el sexo es Virgilia y no Bartolo, el cual le presenta un sexo sencillo, normal y natural, tal como la vida lo presenta.

Damián está pidiendo a Virgilia que identifique a Bartolo como un FOM, igual como él identificó antes como un FOM a su exmujer Elena.

Cuando en realidad los verdaderos objetos del mal son Damián y Virgilia, pues son ellos los obsesionados por el sexo y no Elena y Bartolo.

Lo cual también hace sospechar que el Dios Caston con el que ha pactado Damián no es un verdadero Dios, sino tan solo el Dios que defendía la obsesión sexual de Damián de la cual Damián no se quería desprender por considerarla perfecta.

Es decir, en realidad es un Dios inventado por Damián para que le defienda en su propia obsesión de perfección sexual.

Con el tiempo, la presencia de Bartolo molesta tanto a Damián, que este pide a Virgilia que se haga monja del Dios Caston, para así prometerle la castidad y separarse de Bartolo y poder así poner su sexo solo en manos del "buen" Dios Caston.

Virgilia ante la decepción de Bartolo se hace monja.

Es decir, que viendo el desenlace profundo de la historia, Virgilia entra a la secta sexual Caston en donde la obsesión por el sexo de todos sus miembros lleva a estos a inventarse el Dios del sexo Caston para que proteja sus sexos que es lo que ellos más aprecian, y que les permita tener ese "amor" sexual entre ellos dirigidos por el Dios Caston, es decir, el Dios inventado por ellos para defender la obsesión sexual.

El fomizar o demonizar a alguien se deriva del sentido de superioridad sobre los demás y de no querer compartir de igual a igual confiando en el Dios verdadero que nos regala esta vida. Lo cual produce trastornos estando ya en los tiempos adultos de la humanidad en los que se debe de vivir la igualdad.

De ese sentido de superioridad nacen deformaciones como es la obsesión sexual.

El Dios verdadero quiere que vivamos el regalo de esta vida que nos da, confiando en Él, en los demás y en nosotros mismos.

De ese modo nace en nosotros, en los seres creados, la percepción natural, profunda y extrasensorial, como una gran flor para que con ella podamos sentir el regalo de esta vida compartiendo e intercambiando con todos los seres con amor sincero a un nivel profundo y verdadero.

Después de pensar en todo esto y en este punto del desarrollo de mi pensamiento, he seguido pensando esas frases que he citado antes al principio de estos párrafos, y pensando en esas frases he vuelto a sentir el éxtasis del Ahí tal como me he referido a ello antes también, éxtasis que de vez en cuando siento y a través del cual el Dios verdadero me muestra que lo que estoy pensando es verdad.

Mi deber es comunicarlo..


Fernando Ortolá

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