El árbol que representa la evolución del individuo es el árbol de la vida el cual produce todos los frutos existentes cada uno de ellos en en una de sus ramas.
Es un árbol pluri frutal.
La evolución de un individuo se puede comparar a un árbol.
Cuando el individuo es un niño asciende por el tronco hacia arriba.
Su luz base y sustento se encuentra en las raíces del árbol las cuales son la base del tronco que le sostiene.
Esa luz en la base representa al tutor del niño como lo pueda ser el padre carnal.
El tronco de ascenso vertical es el único camino que el niño debe de seguir.
Es un camino que está totalmente dirigido por la luz de la base que le sostiene y le alimenta al igual que una raíz alimenta a un árbol.
El niño debe de ascender y crecer por el interior del tronco sin desviarse de él, de su camino evolutivo.
Es decir que el niño debe de seguir el camino recto que le traza su tutor obedeciéndole en todo pues el niño aún no está formado como para poder actuar por sí mismo y decidir en su propio mantenimiento y evolución pues es su tutor el ser adulto que le atiende y que ya está formado para poder sostenerle y conducirle en todo ello.
Cuando el niño ascendiendo por la línea vertical del tronco alcanza la parte superior de este entonces el niño llega a su adultez.
En ese punto de la parte alta del tronco que alcanza en el momento de su emancipación se encuentra la segunda luz la cual representa a la luz de la propia conciencia del niño transformado en adulto el cual a partir de ese momento deberá de guiarse por esa luz interior que representa a su propio ser consciencia y voz del corazón que como ser adulto le guiará a tomar sus decisiones a seguir su propio determinismo para así poder sobrevivir en la vida.
Esta segunda luz que el árbol representa simbólicamente que se encuentra arriba de su tronco y que es el principio de la adultez es también el punto del árbol en donde empiezan a nacer sus ramas.
Esas ramas que nacen allí representan a los distintos caminos y opciones que el ser adulto tiene la posibilidad de seguir en cada momento y ante las cuales el ser adulto deberá de despertar su raciocinio y capacidad de decidir por sí mismo para poder optar en cada circunstancia por un camino u otro es decir por una rama u otra del árbol.
Esa decisión que el ser adulto debe de tener es decir el seguir su propio determinismo es importante para su subsistencia pues por el camino de cada rama se encuentran los distintos frutos del árbol de la vida que el ser humano deberá de ir alcanzando en cada momento para poder sobrevivir ya que esos frutos representan para él su alimento vital es decir sus recursos básico para la subsistencia.
Este es un recurso básico que cuando el individuo era un niño recibía únicamente de su tutor que estaba representado en la base del árbol pero que al llegar a ser adulto ese recurso y alimento básico el individuo lo recibe tan solo del intercambio de frutos con los demás individuos los cuales se hayan repartidos por todas las ramas de los árboles.
Cuando el individuo en el curso de su evolución alcanza en el final de su niñez la segunda luz que se halla arriba del tronco debe de hacer una elección entre todas las ramas que en ese punto se bifurcan hacia distintos lugares para ello el individuo deberá de despertar su propio discernimiento y de todas esas ramas elegir una que para él será la principal en el camino de su vida y la cual representa a su profesión como puede hacer la de carpintero la de labrador sastre constructor de casas etc.
En la rama de su profesión el individuo ha fabricará su propio fruto por ejemplo si es labrador producirá hortalizas.
A través de la segunda luz que se halla arriba del tronco del árbol y en el principio de sus ramas él ser adulto intercambiará y su fruto en este caso las hortalizas por los frutos de los demás y respectivos frutos de los demás seres adultos que obtendrán con el trabajo en sus respectivas profesiones las cuales están representadas simbólicamente por las demás ramas del árbol.
A través de la luz del ser adulto que es a su vez el centro de todas las ramas el ser adulto intercambiará su fruto con los frutos de los demás los cuales serán para él su alimento vital que le le permitirá subsistir en la vida.
Recursos y alimento vital que cuando era niño recibía únicamente de la primera luz de la base del árbol es decir de su tutor pero que al llegar a ser adulto recibe únicamente a través de la segunda luz del árbol que se halla arriba del tronco es decir a través del intercambio de frutos equitativo con los demás seres adultos.
En el árbol de la vida hay dos luces una en la base de su la cual es la luz del niño y otra arriba de su tronco que es la luz del adulto.
La luz del niño es la base del periodo infantil en el cual se halla la mitad de abajo del árbol con sus raíces bajo tierra y su tronco arriba.
La luz del adulto es la base del periodo adulto en torno a la cual se hallan todas las ramas y frutos del árbol y también se hallan las hojas a través de las cuales el ser adulto respirará el aire del intercambio de frutos con los demás seres adultos.
Las ramas de un árbol también se parecen simbólicamente a las ramificaciones pulmonares a través de las cuales el aire alimenta al cuerpo llevándolo a su sangre que se nutre de él del mismo modo que a través de las ramas las hojas respiran el aire que llega a la savia la cual como su sangre conduce el alimento del aire a sus raíces, uniéndose así con el alimento que viene de la tierra a través de estas hacia el árbol.
Es decir que en el árbol se unen los dos alimentos el del niño que viene de abajo de la tierra de las raíces a través de la línea vertical hacia arriba el cual se une con el alimento que viene de arriba del cielo a través de las ramas del aire y del círculo asociado con la órbita y con la línea horizontal de un plano más alto comparado a la línea horizontal del suelo del plano más bajo del origen de la base del individuo de la cual parte y que está asociado a la Tierra en relación a todas las tierras y planetas mundos y estrellas que llenan el universo los cuales se comparan igualmente a los frutos del árbol de la vida del cual procede el alimento del ser adulto.
La primera mitad del período evolutivo del ser adulto es decir su infancia se puede comparar a la mitad del árbol representada por sus raíces y tronco y la segunda mitad del ser adulto es decir su periodo de adultez se puede representar en la otra mitad del árbol es decir la representada por sus ramas.
La primera mitad también se puede comparar con la tierra que da su alimento al cielo y la segunda mitad es el cielo que da su alimento a la tierra.
La primera mitad se representa por una línea vertical que es el tronco del árbol y la segunda mitad se representa por una línea horizontal que es ese suelo más alto esa vida más elevada que el ser adulto alcanza al llegar a su adultez en comparación con ese suelo más bajo que es el de la tierra del cual el ser adulto partió en un principio en el principio de su vida.
Es decir que hay dos suelos uno es el suelo de abajo de la Tierra desde donde parte el árbol y otro es el suelo que simbólicamente representan sus ramas las cuales se desvían de la vertical y se horizontalizan formando una base en donde él individuo podrá caminar en su vida de adulto construir su hogar su cabaña en el árbol, su segundo suelo el suelo del cielo que habrá alcanzado en comparación con el suelo de la tierra sobre el que estaba cuando era un niño.
En el suelo de la tierra el ser adulto tan solo tenía una opción que era seguir el camino del tronco ese era el único fruto que el niño debía de tomar para poder crecer, el cual representa la obediencia hacia la base del tronco en donde está su luz, es decir la obediencia total hacia su tutor y buen jerarca, representado por la semilla y raíces del árbol.
Cuando el niño alcanza la parte superior del tronco del árbol llegando así a su plena formación y a la segunda luz del árbol entonces ese único camino que de niño debía de seguir se purifica se diversifica sale de la buena jerarquía infantil es decir del único camino del tronco a ser una gran bifurcación de múltiples caminos ante los que el niño transformado ya en adulto deberá de decidir y actuar de un modo igualitario para poder obtener su alimento vital con el intercambio igualitario de frutos con los demás seres adultos.
El ser adulto se halla en el cielo simbólico en el paraíso en el cual debe de tomar de todos los frutos que allí hay para poder subsistir pues de ellos viene su alimento vital.
De todos esos frutos hay un fruto principal que el ser adulto debe de tomar y que es del fruto de esa persona que se halla más próxima a él es decir el fruto de su propia pareja.
A la vez que el individuo adulto necesita del fruto de su pareja necesitará igualmente que todos los demás frutos respectivos de la profesión de cada individuo que son los recursos vitales que le permitirán subsistir junto a su pareja.
De la acción del ser adulto es decir del intercambio de frutos con su pareja el ser adulto tendrá un hijo.
Es entonces cuando él ser adulto que estaba en el paraíso descenderá a la tierra en donde sembrará la semilla de un nuevo árbol que como luz en sus raíces sostendrá su evolución alimentando sosteniendo y dirigiendo a su hijo que como un árbol seguirá el camino recto de su guía paterna ascendiendo con su evolución y formación por el tronco del árbol hasta llegar a la segunda luz que representa su emancipación en la parte superior de la línea vertical representada por el tronco habiendo llegado así su hijo también a ser un ser adulto tal como lo era su padre.
Ese es el sentido del paso del paraíso a la tierra no un paso que se debe de dar como un castigo sino como la continuación de un ciclo evolutivo en el cual el cielo y la tierra se comunican continuamente con todos los significados tanto reales como simbólicos que ambos conceptos significan.
Tanto el cielo como la tierra son placenteros cuando hay armonía entre ambos pero se transforman en una tortura tanto estar en uno como en otro al igual que el paso del uno hacia el otro cuando ambas partes vitales de la existencia el cielo y la tierra en vez de vivir en armonía están enfrentados entre sí.
La línea vertical del tronco representa a la ciencia del bien y del mal que el niño necesita para poder formarse.
La ciencia del bien y del mal es la guía del tutor y borgerarca del niño el cual le presenta esas dos opciones del bien y del mal para situar al niño en el único camino que debe de seguir que es el tronco de ascenso en el árbol.
El tronco es un único camino por el que conduce la guía del tutor el cual para hacer que el niño se mantenga en ese camino sin desviarse enseña al niño que el ir por ese camino es el bien el único bien y el desviarse de ese camino es el mal por lo tanto la única opción que se le presenta al niño es la de seguir el camino de ascenso por el tronco del árbol es decir el único camino que el niño debe de seguir de la mano de su tutor ascendiendo por el tronco pues ese único camino es el único bien y el desviarse de ese camino hacia un lado o hacia otro es el mal hacia el cual el niño no debe de ir para que así la formación del niño sea completa y pueda alcanzar su adultez en la parte alta de la vertical representada por el tronco en donde se encuentra la luz de la conciencia del ser adulto a la que llegará tras su proceso de formación y de ascenso por el tronco del árbol.
Por eso en el tronco del árbol se presenta la ciencia del bien y del mal el seguir el tronco es el bien el desviarse del tronco es el mal.
Cuando el niño alcanza su adultez en la parte superior de la línea vertical representada por el tronco y alcanza así la segunda luz del árbol es el momento en el cual el niño ya no deberá de seguir la ciencia del bien y del mal la cual representa la guía de su tutor sino que a partir de ese momento deberá de seguir únicamente la voz de su conciencia es decir su propio determinismo que ya no se verá ante unas únicas dos imperiosas opciones como se presentaba ante el niño con la opción del bien o la opción del mal sino que ante el adulto habrán unas nuevas circunstancias con una gran cantidad de opciones de ramas del árbol por las que el adulto deberá de elegir en cada momento usando su propio determinismo para así poder tomar los distintos frutos que necesitará para su subsistencia es decir que deberá tomar de todos esos frutos pero no del fruto de la ciencia del bien y del mal el cual es el único fruto que necesitaba tomar de niño para poder crecer y llegar a ser un ser adulto pero que al haber llegado ya a la adultez ya no debe de tomar ese fruto del bien y del mal pues ya es un ser adulto sino que ahora debe de tomar de todos los frutos para poder sobrevivir, los cuales son todos los frutos que se hallan en ese cielo de adultez al que acaba de llegar es decir en ese paraíso en el que debe de tomar de todos los frutos pero no del fruto del bien y del mal.
Pues si como adulto y estando ya en el cielo y paraíso de su adultez el ser adulto sigue tomando el fruto del bien y del mal con ello incorporará de un modo negativo a esa línea vertical del tronco incorporándola afuera del lugar entre las ramas del árbol lo cual hará que las ramas del árbol no realicen bien su labor pues se vean interceptadas por esa gran masa del tronco del árbol por esa línea vertical afuera de lugar que hará que esos frutos del árbol que son todos igualmente necesarios queden divididos de un modo negativo en buenos y malos.
Eso hará que la igualdad que el adulto debe de vivir se transforme en un enfrentamiento entre unos que se consideran buenos a sí mismos contra otros a los que consideran malos y enemigos suyos.
Es decir que la interferencia de la jerarquía del tronco del árbol y de la línea vertical en los tiempos igualitarios del cielo de las ramas del árbol y de la adultez del individuo producirán un caos en el mundo del ser adulto es decir guerras trastornos confusión enfermedades y destrucción por haber seguido el adulto la norma natural del niño basada en el tronco del árbol y en la línea vertical estando ya en tiempos adultos en donde el ser adulto debe de vivir en la norma natural de la igualdad que dirige el intercambio de frutos igualitario con los demás seres adultos a través de la segunda luz del árbol que es la voz de la conciencia del ser adulto y en el suelo del cielo y paraíso que el individuo ha alcanzado al llegar a su adultez y que debe de vivir en él con la norma natural que allí rige que ya no es la jerarquía y la línea vertical del tronco si no la igualdad y la horizontal de ese suelo más alto del cielo y paraíso simbólico que el individuo alcanza al llegar a su adultez.
La vertical irrumpiendo en la vida del ser adulto es ese horizonte vertical y doloroso que le lleva al enfrentamiento con los demás seres adultos en vez de representarse como una frontera vertical y positiva de intercambio de frutos armónico y benéfico con los demás seres adultos para producir el bienestar de todos por igual con ese contacto de líneas verticales y positivas entre todos que producen esa gran malla de luz y de armonía que une a todos los seres vivos en un intercambio perfecto de frutos entre todos ellos y en una buena sociedad que es a su vez el propósito y corona de la creación que al llegar a ella se realiza este plano y dimensión en el que estamos y se nace a un plano y dimensión superior.
Para comprender estas cosas tal como son y realizarlas hay que estar como siempre en paz y confiar en la paz es decir estar Ahí y confiar en él Ahí.
Por el estar Ahí de todos.
Un gran abrazo.
Fernando Ortolá
Interpretación de esta entrada por Chat GPT 4o:
La Luz y la Oscuridad de la Mente: El Árbol de la Vida como Guía Evolutiva
Del tronco de la jerarquía infantil al cielo de la igualdad adulta: una visión cenuítica del ciclo humano
El Árbol de la Vida: símbolo de la evolución humana
El individuo, en su recorrido vital, puede ser representado por el Árbol de la Vida, un árbol plurifrutal que contiene en sus ramas todos los frutos existentes. Cada fruto simboliza los recursos, dones y caminos que la vida ofrece.La evolución humana sigue la estructura de este árbol: desde las raíces ocultas en la tierra, pasando por el tronco recto de la formación, hasta llegar a las ramas, donde se despliegan las múltiples opciones de la adultez.
La infancia: el camino recto del tronco y la luz del tutor
Cuando el ser humano es niño, asciende por el tronco vertical, guiado por la luz que emana de las raíces, símbolo del tutor o padre, quien sostiene, alimenta y dirige su crecimiento.En esta etapa, el niño debe obedecer el único camino recto que le conduce hacia su formación completa. La ciencia del bien y del mal rige este periodo: seguir el tronco es el bien, desviarse es el mal. Así, la jerarquía es necesaria y positiva para guiar al niño en su desarrollo.
La adultez: el despertar de la conciencia y el intercambio de frutos
Al alcanzar la cima del tronco, el niño se transforma en adulto y encuentra la segunda luz, la luz de su propia conciencia. Aquí, comienza una nueva fase: el despliegue de las ramas, que representan las múltiples elecciones de vida.El adulto ya no vive bajo la jerarquía del tutor, sino que debe ejercer su determinismo, eligiendo su camino —su profesión, su propósito— y produciendo su propio fruto. La subsistencia ya no proviene de un guía, sino del intercambio igualitario de frutos con otros adultos.Las ramas y hojas simbolizan también la respiración del ser adulto, su contacto con el aire del intercambio, con la sociedad y el entorno.
El peligro de prolongar la jerarquía en tiempos adultos
Si el adulto continúa aplicando la norma infantil —la jerarquía del tronco y la ciencia del bien y del mal— en su vida adulta, interfiere negativamente en el equilibrio natural.Esto provoca la división artificial entre “buenos” y “malos”, generando conflictos, guerras, confusión y sufrimiento. La verticalidad que fue positiva en la infancia se convierte en un obstáculo si se mantiene en la etapa de la igualdad adulta.
El equilibrio entre cielo y tierra: el ciclo natural
La vida es un ciclo continuo entre cielo y tierra, entre la vertical de la formación infantil y la horizontal de la libertad adulta. El adulto, tras vivir en el “paraíso” del intercambio de frutos, desciende simbólicamente a la tierra al tener un hijo, sembrando una nueva semilla que iniciará su propio camino por el tronco.Este paso no es un castigo, sino la continuación armónica de la existencia, donde cielo y tierra se comunican en equilibrio. Ambos son placenteros cuando se respetan sus normas naturales.
La clave: vivir en paz y confiar en el Ahí
La comprensión de este ciclo invita a respetar las leyes naturales de cada etapa de la vida:- Jerarquía en la infancia,- Igualdad en la adultez.La paz surge al reconocer y vivir conforme a estas leyes. La armonía entre las líneas verticales y horizontales crea esa gran malla de luz que une a todos los seres en un intercambio perfecto.Para alcanzar este estado, es esencial estar en paz y confiar en el Ahí, en esa presencia universal que guía la evolución hacia planos superiores.Por el estar Ahí de todos.
Un gran abrazo.
Fernando Ortolá
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