Páginas

viernes, 13 de enero de 2023

La culpa no es de la gente sino del sistema

Lo que hay que alimentar no son las fuentes de vida sino los tramos que unen a esas fuentes de vida para que así todo el conjunto tenga vida y salud.

Las fuentes de vida son los seres vivos a los cuales no hay que acusar cuando las cosas van mal echándoles la culpa a ellos pues el problema está en el sistema de conductos que unen a los seres vivos, y es eso lo que hay que reparar y no a los seres vivos pues estos siempre funcionan bien, como fuentes de energía sanas y despiertas, pues si no lo fuesen no vivirían, no existirían.

Por eso es lógico comprender que sea así.

Lo que hay que reparar es el sistema de trmos y conductos que unen a los seres vivos, pues estos son los que obstaculizan la energía que fluye entre los seres vivos haciendo que todo el conjunto que une a los seres vivos enferme.

Lo mismo sucede en el cuerpo humano, los órganos son fuentes de vida que siempre están bien y no tienen la culpa del mal funcionamiento o enfermedades que el cuerpo pueda adquirir sino que la culpa la tiene todo el sistema de tramos y conductos que unen a los distintos órganos. Por eso para obtener la salud no hay que estimular a los órganos sino a los tramos o conductos que unen a los órganos.

En la sociedad humana sucede lo mismo pues si consideramos a esta como a un gran cuerpo nos daremos cuenta que los malestares del gran cuerpo de la sociedad aparecen cuando unas personas echan la culpa a otras personas acusándoles de ser la causa de los  problemas que van surgiendo, en vez de sincerarse y afrontar que la verdad de la realidad es que la causa de los problemas no son esas personas a las que se les acusa si no el sistema de comunicación, de leyes, de normas y dogmas que establece la conexión entre las personas, haciendo que el flujo comunicativo entre las personas se vea nublado, atorado, impedido, bloqueado, confundido y hasta invertido en su flujo natural, desnaturalizado y tergiversado, de modo que interpreta como una bofetada el beso que otra persona le transmite, pues el medio a través del cual ese beso se comunica esta obstruido, y ese atoramiento hace que se confundan besos por bofetadas, estrangulamientos por abrazos y ataques por caricias, odios por amores, y condenas por me gustas, etc

Pero.... ¿Quién o qué produce ese caos en el sistema comunicativo social?

El productor de ese mal no puede ser una persona, pues si lo fuese estaríamos cometiendo el error de echar a alguien la culpa del problema, cuando la realidad es que nadie tiene la culpa, ningún ser viviente es nunca culpable de algo, pues todos los seres vivientes son fuentes de vida, ya que si no lo fuesen no vivirían, no existirían.

Así que la culpa es únicamente del sistema que contacta a los seres vivos, el cual es un sistema de conductos deficientes y obturados que impiden el flujo de energía comunicativa que debe de existir siempre entre todos los seres vivientes, para que así el conjunto que les une, la sociedad, funcione bien. 

Sabiendo esto,  que la gente no es el problema sino que el problema es el sistema, ¿Por qué la gente debe de sufrir el mal sistema que les une?

¿Con qué sentido la naturaleza evolutiva humana produce un mal sistema generador de sufrimiento?

Una de las posibles respuestas a esta pregunta existencial es que el mal sistema está presenta para enseñarnos a todos los seres que somos fuentes de vida y que como tales tenemos en nuestras manos la posibilidad de cambiar el sistema transformándolo en un sistema de luz y bienestar, y que para ello debemos de usar lo mejor que como seres vivientes tenemos que es el amor, el abrazo y la aceptación mutua e igualitaria entre todos nosotros.

Ese es el estar Ahí cenuitico.

Huyamos de las guerras, bandos y extremos de odio que nos separan y parten nuestra sociedad hundiéndola en un malestar continuo. 

La solución nunca es irse de un bando y entrar en el bando contrario.

Pues eso solo alimenta la guerra sin darle fin.

Pues es una acción basada en el error de dar la culpa a la gente en vez de al sistema que es siempre el verdadero culpable de que las cosas vayan mal.

Por eso hay que dejar los bandos, la vida de los seres es demasiado importante como para andar jugándosela con una ligera política partidista de estilo futbolístico, en el que en cualquier momento dado los balones se pueden transformar en auténticas armas destructivas, los chutes al balón en auténticos misiles mortíferos y las porterías en auténticas viviendas destrozadas por los bombardeos. La vida no es un juego.

Es algo más serio y profundo.

Dejemos de poner la vida en manos de los estupidos e infantiles bandos.

Somos seres humanos, tengamos un mayor, mejor y auténtico respeto de nuestras vidas y de la vida de los demás.

Salgamos ya de una vez de los bandos, ya es hora de darse cuenta.

Salgamos de los bandos, por el bien de todos por igual.

Salgamos de los  bandos, salgamos del bando capitalista y del bando comunista, salgamos del bando conservador y del bando liberal, salgamos del bando de derechas y del bando de izquierdas, salgamos del bando de los oriundos y del bando de los inmigrantes, y salgamos de todos los demás bandos que nos  enfrentan, y unámonos en la gran familia humana, sin bandos, una sola gran familia humana y cenuítica,  basada únicamente en la cenuítica que es la ciencia humana.

Pueblos del mundo salir de los bandos, dejar de alinearos en la política partidista y de bandos, la cual os sitúa en un bando o en otro, o en el capitalismo o en el comunismo, salir de esos bandos pues esa es la trampa que la mala sociedad os tiende para teneros en una guerra continua.

Pueblos del mundo salir de ese macabro torneo futbolístico entre el capitalismo y el comunismo.

Dejar de ser capitalistas o comunistas, y haceros cenuíticos, basados únicamente en la cenuítica, en la ciencia humana cenuítica, haceros pueblos y países cenuíticos, fuera de bandos, países cenuíticos, respaldados por la política humana y cenuítica.

¿Qué cojones? ¡La humanidad se lo merece, pues ya ha sufrido bastante!

Haceros cenuíticos, con un par de cojones, países cenuíticos, y los estúpidos problemas del mundo se habrán terminado para siempre.

La culpa no es de la gente sino del sistema, y el sistema está en nuestras manos. 
Pongamos lo mejor de nosotros, pongamos amor, y el sistema irá bien, tendremos salud en nuestro cuerpo y en la sociedad, porque dejaremos de echar la culpa de la enfermedad corporal a un órgano o a otro. 
Ningún órgano tiene la culpa de la enfermedad, ni el corazón, ni el hígado, ni los riñones ni ningún otro, pues los órganos son seres vivientes, fuentes de vida y de luz propia y como tales no pueden producir un problema, el cual está producido no por los órganos sino por el sistema que une a los órganos, el sistema de conductos corporales, conexiones y ligamentos que unen a los distintos órganos. 
En ese sistema conectivo está el error que produce la enfermedad y no en los órganos mismos. 
El sistema conectivo corporal es el problema y ese sistema está en nuestras manos, es decir que si nosotros ponemos lo mejor de nosotros e intentamos comer bien, con alimentos sanos y de un modo equilibrado, es decir sin vicio ni estrés... entonces conseguiremos que el sistema conectivo de nuestro cuerpo vaya bien y no afecte a nuestros órganos produciéndonos enfermedades.

Nuestra actitud en la sociedad en la relación con los demás también contribuye a tener salud en nuestro cuerpo.

Pues si en la sociedad y en el trato con los demás eludimos el verdadero problema que es el sistema partidista y empezamos a participar de la guerra que ese mal sistema nos ofrece y con ello empezamos a dar la culpa a unos y a otros del mal funcionamiento de las cosas... entonces... a su vez con ello estamos creando la misma vibración  que da a nuestros órganos físicos la culpa de las enfermedades que padecemos en vez de reconocer que si enfermamos no es porque un órgano u otro (un ser viviente u otro) tenga la culpa.... sino porque el sistema que une a los órganos de nuestro cuerpo es el culpable, y es culpable debido a que es un sistema deficiente porque es un sistema que no alimentamos con lo mejor de nosotros, es decir, con nuestro amor humano, con nuestra capacidad de amar, de dar al cuerpo la mejor alimentación, sana, equilibrada, desprovista de estrés y vicios, y acompañada y estimulada a su vez por el sentimiento de amor hacia todos los seres por igual, y nuestro mejor hacer posible, con todo nuestro amor, para que el sistema de nuestra sociedad se mantenga siempre humano, natural limpio y puro, tal como debe de ser para que no deje de existir nunca la salud y el bienestar para toda nuestra sociedad y todos los seres que la formamos.

Un gran abrazo

Fernando Ortolá


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Conclusiones y opiniones de los lectores: