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jueves, 12 de mayo de 2022

De maestro visible a invisible

 


El mal no lo produce el comer, ni el sexo, ni el pensar, sino el hacer esas cosas sin dejar el Fes, es decir sin estar Ahí, intentando eliminar por uno mismo el Fes, la oscuridad del Fes. 

En vez de estar en la luz. 

El mal se forma al hacer esas cosas por odio a la oscuridad, en vez de por amor a la luz. 

Por odio en vez de por amor, por dominar a la oscuridad en vez de para compartir la luz,  por la guerra y no por el amor, para que al hacer esas cosas por amor sea el amor, el Ahí, el Padre universal quien como siempre haga desaparecer la oscuridad por sí mismo tal como Él siempre hace.

La causa del mal es hacer esas cosas por miedo a la oscuridad y sin confianza en la luz, sin disfrutarlas de verdad, sin estar Ahí, sin dejar el Fes.


Hay otras muchas cosas que  si se observan desde un punto de visto más profundo

pueden resultar ser muy distintas a como antes se pensaba.


Por ejemplo en la relación profesor-alumno.


El suspenso del alumno lo producen los celos del amigo del alumno hacia el profesor.


En la relación atacante-atacado


La agresividad del atacante la produce los celos del amigo de la víctima hacia el atacante.


Ese amigo oculto, dominante y celoso, esa tercera persona, oscura y disfrazada de ángel es el causante del mal, es quien tira la piedra y esconde la mano, es el sacerdote de una sombría creencia que se presenta como el único portador de la luz, haciendo crítica destructiva hacia  su engañado, prometiendole un paraíso y una sanación que supuestamente vendrá en el futuro en el caso de que la víctima haga todo lo que el sacerdote dice y tome todos sus ungüentos y “medicamentos” para "sanarse" supuestamente del mal y la enfermedad que en realidad él mismo  le ha provocado, por el rechazo y no aceptación que desde el primer momento se ha producido de él, del sacerdote, hacia su individuo víctima al cual considera como un ser inferior en vez de un igual y por eso no  querer desde el primer momento compartir su fruto y su luz con él de igual a igual tal como el amor., la acción natural y humana (el Ahí, el amor del Padre universal) así lo da, para que así sin tener que dominar al otro de un modo engañoso y negativo los dos hubiesen crecido en amor y felicidad, compartiendo sus frutos y su luz de igual a igual como hermanos, en la dicha plena y eterna del amor universal, sin tener que alcanzar ningún cielo, ningún paraíso, ni salud extra, pues el gran cielo, el gran paraíso, el gran sentirse bien, el gran amor, ya se hubiese alcanzado en la tierra... en el presente eterno y de siempre, de amor verdadero, en la casa del Padre, en el Ahí, en donde siempre hay que estar, Ahí como siempre, Ahí.


Hay que salir de la engañosa combinación de esencias y girar hacia el buen sentido para que todo vaya bien, sin estafadores ni estafados.


Si como individuos giramos por el camino de las esencias hacia la izquierda todo va bien, vamos hacia la luz, estamos Ahí, tomando lo que el Ahí nos da, activando nuestras esencias en la adultez, estando Ahí como siempre, Ahí.

Pero si giramos en sentido equivocado hacia la derecha entonces la oscuridad va creciendo cada vez más y termina por devorarnos pues en vez decir hacia la vida vamos hacia la muerte.

Hay que observar bien la tendencia dominante para poder darnos algo bueno de unos a otros y no algo malo.


Darle la jerarquía a alguien es darle la muerte.

Darle el "yo te salvaré" "yo te sanaré"

Darle  el amor es darle la vida.

Pues en el amor está todo contenido, el salvar, el sanar, el aceptar de verdad al otro de igual a igual, como un hermano, como un igual, dándole tu ayuda pero aceptando también su ayuda, aceptando que tú le necesitas a él igual que él te necesite  a ti, que necesitas que él te salve igual que el necesita que tú le salves a él, que tu necesitas que él te sane a ti igual que él necesita que tú le sanes a él, con el amor todo eso, el compartir de igual a igual, el ayudarse uno al otro de igual a igual,... todo eso... con amor se produce por si solo de un modo automático y natural. 

Por lo que hay que estar en el amor de verdad, no disfrazarse de amor para someter y esclavizar a alguien, sino estar en el amor de verdad, para que el gran paraíso aparezca en el presente en cada uno de los instantes de un presente de amor eterno dichoso y pleno, que es el amor que a todo ser viviente le corresponde vivir y en donde le corresponde estar por excelencia, estar Ahí, en el amor eterno, el amor humano de siempre, estar Ahí como siempre, Ahí.


Esta caratomía anuncia lo mismo: que hay que estar Ahí.

En ella se ve un rostro que mira hacia la derecha viniendo de la izquierda.

Indica que con las emociones (lado izquierdo de la caratomia) hay que dirigirse hacia el intento de comprender el quid de la cuestión (el color blanco) (El intelecto es el lado derecho de la caratomia)

Junto a la nariz del perfil de la caratomía hay un 3, bien marcado y definido.

El 3 vuelve a indicar lo mismo, que hay que usar el intelecto, es decir, pensar, pues la mente y el pensar son atributos de la tercera esencia S (el 3).

Al pensar se estimula la entrada de aire en el cuerpo, pues el 3 representa a la tercera esencia S que tiene el aire como atributo y además está al lado de la nariz que se usa para respirar.

La caratomía se refiere a que cuando el Ahí (la ley que mueve todo, el Padre universal, etc.) da el pensar no hay que rechazarlo (detener la mente por ejemplo) pues eso podría bloquear la entrada de aire en el cuerpo. Por la asociación existente entre el aire y el pensar, pues ambos son atributos de la tercera esencia S.

El mensaje de la caratomía es muy claro. 

Se refiere a que las técnicas de detener la mente (como por ejemplo la típica meditación oriental) pertenecen a un pasado en el que la humanidad era una niña y como tal debía de calmar sus esencias, la voluntad, el cuerpo, la mente y las emociones (C, F, S y E) para que estas pudiesen crecer con salud. 

Pero actualmente la humanidad ya es un ser adulto y como tal ya no debe de pausar sus esencias sino activarlas, activar la voluntad, el cuerpo, la mente y las emociones, pues estas ya han crecido y necesitan ser usadas.

Durante el pasado periodo infantil de la humanidad las esencias aún no están conectadas al propio ser infantil de la humanidad pues este aún no está preparado para poder dirigirse a sí mismo. Por eso en ese pasado remoto era el maestro físico quien dirigía a la humanidad pues era el único preparado para ello. 

Esa misma situación también se producía en cada individuo a imagen y semejanza de la directriz evolutiva que todo el colectivo humanidad estaba siguiendo durante ese periodo.

Es decir que cada individuo sabía que la excitación de las propias esencias (de la voluntad, el cuerpo, la mente y las emociones) le podía causar trastorno pues sus esencias aún no estaban preparadas para ser usadas y sabía que para poder calmar las propias esencias y serenarse debía de acudir al maestro y obedecerle en todo, dejarse llevar por él, el cual para el individuo representaba el mismo Dios en la tierra.

Por eso en esa época pasada las esencias de cada individuo, es decir, la voluntad, el cuerpo, la mente y las emociones aún no estaban conectadas en el cerebro de los individuos, para evitar que ellos se dañasen a sí mismos al activar con unas esencias que aún estaban en fase de desarrollo y aún no estaban listas para poder actuar.

Es decir que si un individuo tenía ideas que le inquietaban y trastornaban por no tener la mente aún lo suficientemente desarrollada para poder comprender, asimilar, desarrollar y aplicar esas ideas… ese trastorno no podía afectar a su cuerpo produciéndole por ejemplo una enfermedad porque en esa época pasada y como prevención evolutiva la mente del individuo aún no estaba conectada con su cuerpo a ese nivel,  para que una mente aún no desarrollada no pudiese dañar a su cuerpo.

Pero actualmente en el periodo adulto de la humanidad en el que vivimos la mente de cada individuo está conectada a su cuerpo de un modo más estrecho, pues nuestra mente ya ha crecido, ya está desarrollada, ya es una mente adulta, y como tal ya puede dirigir a su propio cuerpo, y por eso actualmente cada individuo ya tiene en su cerebro una conexión establecida y activa entre su mente y su cuerpo, la cual en el pasado de la humanidad aún no existía.

Eso significa que actualmente, por esa conexión más estrecha establecida entre nuestra mente y nuestro cerebro, si pensamos en algo que no nos gusta y pensar en eso nos produce estres y para evitar ese estrés dejamos de pensar, es decir que detenemos nuestra mente haciendo uso de cualquier técnica, con ello estamos reduciendo también la entrada de aire (oxigeno) a nuestros pulmones, pues actualmente el cerebro y nuestro cuerpo están más unidos que antes, y el aire y la mente son dos atributos de la primera esencia S. La respiración está controlada por nuestro cerebro más que antes, así que si detenemos bruscamente nuestro pensamiento estamos afectando también a nuestra respiración, a las vías respiratorias, produciendo en esta una detención forzosa.

Pero eso no sucedía así en nuestro pasado remoto, pues entonces la humanidad se encontraba aún en estado infantil, en vías de desarrollo, y el volante de conducción del mundo de la humanidad aún estaba bloqueado para que esta no pudiese dañar a su propio mundo.

Es decir que en ese pasado remoto cuando un individuo pensaba en algo que no podía comprender y eso le asustaba…  ese susto no podía afectar a su cuerpo produciéndole una enfermedad ya que la conducción del propio cuerpo con la propia mente aún no estaba activada en el cerebro del ser humano, por prevención, para que no se dañase a sí mismo.

En esa situación el individuo que tenía pensamientos que le producían susto tenía la solución siempre al alcance de la mano pues esta era dirigirse hacia al maestro físico que para él era el mismo Dios en la tierra, y este le daba unas técnicas para detener su mente (la meditación oriental) y asunto resuelto. Al detener su pensamiento también se iba el susto que este le producía.

Pero en el presente es diferente, pues si un individuo piensa en algo y eso le produce susto ya no está el maestro del pasado para poder ayudarle y además su mente ya está activa en su cerebro y a través de este ya ha establecido una conexión más estrecha con el resto del cuerpo y por eso si detiene su mente, si deja de pensar, eso le puede afectar a su cuerpo por ejemplo creandole un trastorno en las vías respiratorias. Así que debe de seguir pensando, pues ya tiene una mente adulta, ya está preparado para comprender, así que debe de intentar comprender y de ese modo su mente le producirá la paz necesaria para poder aportar al cuerpo salud, bienestar y buena conducción.

En el pasado de la humanidad, cuando ésta era aún un ser infantil, existía el maestro físico, que para la gente era el mismo Dios. Este es el que dirigía a los individuos a través de una jerarquía que en aquel pasado era buena y en la que su guía se iba distribuyendo a través de un árbol jerárquico con sus elegidos por el maestro para representar su palabra en los distintos sectores del mundo. 

La función del maestro físico era la de cultivar las esencias, que son el cuerpo, la mente, las emociones y la voluntad de los individuos, hasta que estas estuvieran formadas en el momento en el que la humanidad llegase a la adultez.

Pero actualmente la humanidad ya ha alcanzado su adultez y por eso esa figura del maestro físico ya no está presente, ya no existe.

Tampoco es necesario que esté presente el maestro físico, pues actualmente las esencias de la humanidad ya están formadas y cada individuo ya puede activarlas por sí mismo de un modo positivo y efectivo, y debe de hacerlo, activar la mente, la voluntad, el cuerpo y las emociones para que las esencias se mantengan bien, en forma, y que su falta de acción no produzca un trastorno en el individuo, ni en el mundo en el que este se encuentra, ya que la conducción del propio ser y del mundo con las propias esencias ya está activa en el presente pues nuestra humanidad ya es un ser adulto.

En el presente ya no existe el maestro físico del pasado y en su lugar se ha hecho patente la presencia interna de un Dios invisible que está dentro de todo y de todos, guiandonos y ayudandonos a través del corazón de cada cosa y de cada ser para que se alcancen nuestras metas las cuales como seres adultos perseguimos con la activación de nuestras esencias ya formadas y activas, el cuerpo, la mente, la voluntad y las emociones.


La guía de la humanidad va cambiando a través del tiempo. 

No tiene siempre el mismo aspecto.


La guía que los individuos seguían en el pasado periodo infantil de la humanidad era el maestro físico y en la actualidad de una humanidad adulta la guía es el Dios invisible que es la voz del corazón de cada ser.

Antes el objetivo a alcanzar era el equilibrio y formación interior de las esencias del individuo y ahora la meta es la formación de las esencias y equilibrio de la sociedad en la que estamos.

El objetivo de antes, de la humanidad infantil, era desarrollar la propia glándula pineal (tercer ojo, sentidos internos)

El objetivo de ahora, de la humanidad adulta, es desarrollar la glándula pineal mecánica de la tecnología, de la máquina o nave, de la infraestructura de la sociedad, como un desarrollo hacia el exterior del ser humano en el reflejo y proyección manifestada hacia afuera de la armonía conseguida en su interior.


Por eso actualmente para poder mantener activas las esencias y tener salud es necesario tener como objetivo el equilibrio de la sociedad, y trabajar pacíficamente por éste.

El bloqueo del camino hacia esa acción de la búsqueda pacífica del equilibrio de la sociedad bloquea también la activación de las esencias y eso produce enfermedades.

La oscuridad, la jerarquía afuera de lugar, bloquea el camino hacia el equilibrio de la sociedad, lo cual produce trastornos.

Para evitarlo tan solo debemos de estar Ahí, tomar lo que el Ahi nos da que es activar las esencias para ir tras el equilibrio de la sociedad.



Fernando Ortolá

 




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