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martes, 24 de mayo de 2022

Despedida de un amigo en su viaje final

 


El universo es una gran flor de luz que brilla en el espacio y a la vez en el tiempo, pues todos los sucesos están hilvanados dentro de ese gran ramillete de amor, luz y vida eterna.
Hace poco tuve una visión clara y contundente en la que vi un par de zapatos negros clásicos y pulidos, los típicos que se usan en las ceremonias de entierro.
La visión me mostraba que iba a asistir a uno de tales actos de despedida y temí que se tratase de alguien cercano.

Ese mismo dia haciendo deporte pasé con mi carrera cerca de esa construcción blanca en forma de caperuza que estuve largo tiempo mirando sin saber qué era hasta que descubrí que tal vez sería un horno crematorio, el cual por estar tan alejado de la puerta del recinto del enorme cementerio queda bastante desasociado con este ante los ojos del observador.
Ese día sentí de un modo especial el contacto con esa construcción al pensar lo dignificante que puede significar simbólicamente para el espíritu de un difunto ascender por esa lanzadera blanca hacia la libertad celeste mientras su cuerpo es incinerado sobre la tierra.
Al mismo tiempo y acompasado con lo que en ese momento pensaba y sentía me vino a la mente la siguiente frase adecuada para pronunciar en la despedida de alguien que parte para el otro mundo:
“Podrán arrebatarte el presente pero nunca el pasado”
En el momento de hacer está frase no lo relacioné con las palabras que se pueden decir a alguien que va a realizar su viaje final, sino que simplemente pensé que era algo que sonaba bien y que podría servir para un poema o letra de canción.
Ese mismo dia de la visión de los zapatos de luto, de la lanzadera blanca, y de la frase de despedida ya hacia unos dias, algo asi como dos semanas, que por primera vez vi algunos documentales de experiencias ECM de vida después de la vida que suelen tener la gente que que por un momento han estado clínicamente muertos y que después han regresado a la vida recordando y contando las experiencias que han tenido en el otro lado acerca de ver un túnel que les conduce a una agradable luz que después les dice que deben de regresar a la vida.
Todas las personas en esas circunstancias suelen ver lo mismo y contar lo mismo.
Lo cual es una clara evidencia de que existe algo más.
Ese es el cuarto elemento que ese día estaba presente en mi, la ECM, junto con los zapatos, la lanzadera y la frase de despedida.
Poco más tarde hacia el atardecer me dirigí a la casa de un alumno para darle una clase de guitarra. Allí supe que su padre había fallecido y me dieron una tarjeta de invitación para el entierro que iba a tener lugar dos días después.
Durante la ceremonia de entierro supe acerca de los estudios de antropología y literatura que él había realizado y de su afición a la lectura.
Lo cual está relacionado con los textos de cenuítica que escribo.
De algún modo sentí lo que iba a suceder y comprendí que algo o alguien desde arriba, la poesía del universo, me estaba avisando de ello.
En las tarjetas que durante el acto ofrecieron para que cada uno escribiera su mensaje de despedida asociado a un libro de lectura personal y conocido tuve la ocasión de escribir la frase que la misma poesía del universo había hecho llegar a mi dos dias antes:

“Podrán arrebatarte el presente pero nunca el pasado”

Cuando ante la gran lanzadera blanca me tocó a mí el turno de acercarme a la caja en donde yacía su cuerpo inerte, para darle el último adiós, compartí con él y en silencio la luz de las siguientes frases que en ese momento mantenían mi consciencia alta:

"...Que estés siempre Ahí en el amor del Padre.
Para que Él nos enseñe a construir y conducir un universo con amor.
Para que nos enseñe a confiar en el amor.
Para que crezca cada día una luz en la oscuridad.
Para que nos enseñe a usar nuestras herramientas creadoras con amor tal como Él siempre hace..."

Al tocar el féretro por un instante para expresar mi saludo hacia él igualmente sentí la presencia destellante de su espíritu vivo, con una gran energía de la consciencia alta que en ese momento él también compartió conmigo como un abrazo de despedida.

“... Podrán quitarte el presente pero no el pasado…,
…ni el presente de una realidad más alta, junto a los seres queridos”

Hasta siempre amigo.

Nos vemos en el corazón.



Fernando Ortolá

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