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viernes, 12 de agosto de 2022

Creer todos en todos

 Tener solo una creencia exclusiva es un crimen, pues si creer en alguien es darle vida y no creer es quitársela y creer en una sola cosa o persona es no creer en todas las demás cosas y personas... entonces creer en una sola persona es quitar la vida a todas las demás personas, lo cual es un acto criminal que se desarrolla en un plano mental, pero que tiene unos efectos aún más catastróficos que los crímenes que se realizan en el plano físico que no dejan de ser menos horrendos, aunque el plano mental por ser la mente una esencia más alta que la del cuerpo físico resulta aún un mayor delito cometer un crimen mental que cometer un crimen físico. 

El crimen mental se comete con el simple hecho de no creer en alguien, pues con ello se le deja de dar vida, se le niega la vida, es decir que se le niega la básica igualdad humana e intercambio de esencias básico entre todos que todos necesitamos para poder estar sanos y tener vida.

Nuestro mundo está medio civilizado en cuanto a los delitos físicos pues hay un sistema de leyes que los detecta y sentencia, pero en el plano mental vivimos en un mundo que aún se halla en estado salvaje y en donde los delitos mentales como el de no creer en alguien están a la orden del día sin ser apenas detectados y mucho menos sentenciados.

Es lógico que si alguien a través de cualquier engaño obliga a que crean sólo en él pero no en los demás con ello al mismo tiempo está obligando a que sus seguidores no crean en el resto del mundo, es decir que les está obligando a que crean sólo en él, a que le den solo vida a él y que al resto del mundo no les den vida sino que les den muerte, pues el creer en alguien es darle vida.

Así que se puede comprender, corroborar, observar y detectar esa violencia mental por tantas creencias en el mundo que literalmente en el pasado de la humanidad se han dedicado a dar vida únicamente al líder de su respectiva creencia exclusiva y muerte incluso física a quienes no han creido en el mismo lider, es decir a quienes se han negado a creer solo en esa persona y darle solo vida a él y no a los demás, y por negarse a aceptar esa creencia han sido ejecutados.

Esa vergonzosa brutalidad primitivesca de nuestra humanidad sigue existiendo en el plano físico aunque por suerte menos que en el pasado, pero en el plano mental esa salvajada retrógrada sigue campando por sus anchas emanada a través de ridículas y retrasadas mentes que se niegan a hacer un mínimo de esfuerzo mental para poder alcanzar el plano normal de armonía por el que el ser humano se halla en este mundo como único propósito.

Si no creer en alguien es quitarle la vida y creer solo en uno pero no en todos los demás es quitarle la vida a todos menos a esa persona entonces eso mismo es dar la vida solo a esa persona exclusiva, la cual sí tiene miles y millones de seguidores entonces será una persona que tendrá una excesiva vida, la cual será rebosante pero a su vez negativa por ser excesiva y por ser además no una vida natural y propia sino una vida robada a toda esa gran multitud de gente a quienes ha engañado haciéndoles creer solo en su propia persona, solo en él mismo.

Esa persona con una acumulacion extra de vida se podrá permitir dar vida a quien le interese dársela, e incluso podrá ser llamado "dador de vida", pero estará dando una vida robada y solo a cambio de que la persona a quien le da vida se someta bajo sus órdenes y trabaje sólo para su macabro plan de seguir robando la vida a los demás para que así el gran líder pueda seguir acumulando aún más vida, como un gran ladrón vampiro de vida ajena, y además presentándose ante todos como el mismo "Dios"

Obviamente ese personaje no es Dios sino un gran ladrón, pero el verdadero Dios o Padre universal sí que existe, y es un ser mucho más elevado y bondadoso que de verdad solo quiere el bien para todos.

Por lo que todos los seres como hijos auténticos suyos que somos tenemos siempre el derecho de dirigirnos hacia nuestro verdadero Padre universal para que nos salve de todos esos ladrones de vida, es decir, de todos esos hijos suyos que se portan mal y nos libere de ellos.

El Padre bueno universal no nos ha creado para que seamos unos más que otros sino para que todos vivamos como hermanos compartiendo de igual a igual y creyendo todos en todos, para que así todos podamos recibir la vida de todos.

El deseo de todo buen padre es que sus hijos sean iguales entre ellos y que no haya alguno que reprima a los demás, pues él ama a todos sus hijos por igual.

Lo mismo sucede con nuestro buen Dios o Padre universal pues nos ama a todos por igual ya que todos somos sus hijos.

El Padre bueno universal nunca nos ha conducido a que creamos de un modo exclusivo en una sola y supuesta persona enviada por Él, sino que nos ha conducido y nos conduce a que creamos todos en todos, para que así siga habiendo amor de todos hacia todos y nos sigamos dando la vida todos hacia todos, para así poder realizar en el amor el maravilloso mundo que nos ha dado a vivir, lo cual es el único propósito de su creación, el amor y el bienestar.

Como hijos suyos que somos llegaremos algún día y con el curso de la evolución a ser como Él.

En ese proceso evolutivo y al llegar a la fase adulta de nuestra humanidad en la que ya estamos debemos de despertar nuestras esencias, nuestro cuerpo, la mente, las emociones y la identidad para alcanzar con ellas la meta de una sociedad humana cada vez más equilibrada.

Por eso debemos de intentar salir del salvajismo mental y empezar a creer de verdad todos en todos, para así poder darnos vida todos a todos.

Pues esa es la condición normal y natural del ser humano, el creer todos en todos, para asi poder dar vida todos a todos, para poder seguir intercambiando de igual a igual y entre todos nuestros respectivos frutos (los productos respectivos de nuestras respectivas funciones naturales), y para así poder realizar de un modo normal, natural, sano, óptimo y correcto el mundo en el que estamos.

Las antiguas civilizaciones que adoraban al Sol eran mas sinceras pues el Sol si que es una fuente de vida auténtica que nuestro verdadero Padre universal envia a nuestro mundo para que podamos sobrevivir en él.



Fernando Ortolá













 


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