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domingo, 30 de noviembre de 2025

Desarrollos gráficos de la posesión y de la liberación

Gráficos de la Posesión y de la Liberación
Cuando un espíritu quiere poseer de un modo único y exclusivo una forma material, altera el orden natural de las cosas con el intento de conseguir lo que se propone.
Esa acción le resulta imposible, y se desespera en ella.
Pues todos los objetos físicos, tanto inanimados como animados, contienen en su interior el espíritu de todos los seres, aunque entre todos prevalezca el espíritu que representa a ese objeto animado o inanimado en cuestión, es decir, a ese ser, cuerpo inerte o a ese cuerpo de un ser vivo. Aunque a ese espíritu propietario de ese cuerpo físico lo acompañan todos los demás espíritus de todos los seres, de forma que ni siquiera el espíritu de un cuerpo posee de un modo único y exclusivo a ese cuerpo, pues este, en lo más hondo, está poseído continuamente por los espíritus de todos los seres y por el Gran Espíritu que forman todos ellos, al cual denomino el Lumo.
El Lumo es ese Gran Espíritu o Gran Luz Creadora de la realidad física de un mundo.
El Lumo es una Gran Luz Interior y Espiritual, como un Gran Sol que con sus rayos crea, moldea, da forma y conduce a todos los objetos físicos, animados e inanimados de su creación.
En esa acción, los rayos creadores de luz del Lumo se mezclan entre sí a su alrededor, formando una malla en la que en las puntas de esos rayos viajan los Lumis, unas pequeñas luces que son las que crean, sostienen y conducen a cada objeto animado e inanimado de la creación. En ese proceso los Lumis aparecen como pequeñas luces en la malla, en los cruces de las líneas de luz, que traza cada rayo, en la punta de cada rayo que, como en un gran dibujo de la creación, se va doblando para formar la silueta de cada detalle del paisaje, de cada montaña, de cada nube, de cada río, de cada piedra, de cada árbol, de cada vegetal, de cada cuerpo, de cada ser vivo, para completar así el gran cuadro de su creación.
Cada una de esas pequeñas luces, cada Lumi, se sitúa en cada esquina y cada vértice que contornea la figura de cada objeto físico creado y, desde esta, se proyecta hacia toda la silueta que dibuja esa forma material concreta, y la llena de vida y de consistencia tangible, haciéndola aparecer en el paisaje físico de la creación.
Una mesa cuadrada tiene un Lumi en cada una de las cuatro esquinas que forman ese cuadrado.
Un ser vivo tiene el Lumi en su cabeza, es decir, en un extremo de la línea física que forma su cuerpo.
Cada esquina de cada objeto físico creado tiene un Lume en su vértice.
El Lumi es el enviado del Lumo para mantener la consistencia y tangibilidad de la realidad física de su creación.
A su vez, cada cuerpo creado, ya sea animado o inanimado, tiene en su interior un Lumi central, el cual es el espíritu de ese objeto o ser vivo, el cual se halla en el centro de su cuerpo, en su interior, conduciéndolo.
Esta es una descripción del escenario natural de la creación y conducción de esta a través de la luz central o el Lumo que la ha creado y la sostiene.
En ese escenario entran en juego distintas luces de distintos niveles.
Una es la luz central: el Lumo.
Otras luces son los rayos de luz del Lumo, las cuales forman la malla que sostiene la creación.
Otras luces son los Lumis que se encuentran en las puntas de los rayos.
Entre los Lumis están los que se encuentran en los vértices de las esquinas de los objetos físicos creados, y otros Lumis más centrales que se encuentran en el centro de esos objetos físicos creados, inanimados o animados, y que a su vez son los espíritus de esos objetos físicos o cuerpos de seres vivos.
Es decir, que en cada objeto físico animado o inanimado tiene preferencia esa luz central que es su espíritu y que se halla en el centro de su cuerpo, es decir, que es un Lumi preferente en ese cuerpo respectivo ante los Lumes que están situados en las esquinas de los vértices que forman la silueta de su respectivo cuerpo físico.
Los Lumis que están en los vértices de las esquinas de los cuerpos físicos son los Lumes.
Por ejemplo, en una mesa los Lumes están en sus esquinas y el Lumi está en el centro de la mesa.
En el cuerpo de un ser vivo, como puede ser el cuerpo físico humano, el Lumi está en su cabeza y los Lumes están en cada vértice de cada esquina de la silueta de su cuerpo, por ejemplo, en cada una de sus articulaciones.
Entre todos estos tipos de luces, a las cuales en general les llamo Lumis, existe un aparente sistema jerárquico en el cual el Lumo se presenta como la luz central y más importante, seguido del Lumi, que es el espíritu de un cuerpo físico que se halla dentro de este, y en el nivel inferior se encuentran los Lumes, que son las pequeñas luces situadas en los vértices de las esquinas de los cuerpos físicos, manteniendo la silueta de estos.
Aunque este parezca un sistema jerárquico, sin embargo, lo es únicamente en la materia, pero no en el espíritu.
Es decir, que representa una Jerarquía Material al servicio de la Igualdad Espiritual.
Lo cual significa que en realidad todos los Lumis son espíritus, tanto el Lumo como los Lumis mismos como los Lumes, es decir, que son espíritus igualmente dignos, importantes, necesarios e imprescindibles.
Aunque, dependiendo del contexto del cuerpo físico en el que se hallen, cada Lumi juega un papel diferente.
Por ejemplo, en el caso de tres piedras que son diferentes entre sí y tienen distintas formas.
Podemos llamarles la piedra 1, la piedra 2 y la piedra 3.
En el contexto de la piedra 1, el Lumi está en el espíritu de esta piedra en cuestión, la piedra 2 puede ser su Lumo, y la piedra 3 puede ser uno de sus Lumes, junto con otras piedras que formarán el conjunto de los Lumes de la piedra 1.
En el contexto de la piedra 2, todo es diferente. Pues su Lumo puede ser la piedra 3, y uno de sus Lumes puede ser la piedra 1.
En el contexto de la piedra 3, todo volverá a cambiar. Pues la piedra 1 podrá ser su Lumo y la piedra dos uno de sus Lumes.
Así es como lo veo también en las visiones.
En fin, intento explicar lo que veo en las visiones sumado a lo que comprendo de todo ese proceso.
Es decir, que en el espíritu siempre reina la Igualdad y no hay espíritus que sean superiores a otros, sino que todos son iguales, aunque cada uno de ellos en el mundo físico se pueda manifestar de un modo diferente según esté en un contexto o en otro.
Volviendo al principio de estos párrafos, si observamos a alguien que quiere poseer un objeto físico más de lo que la naturaleza le permite, es decir, que lo quiere poseer de un modo exagerado, único y exclusivo, con ello estará cometiendo el error de excluir a los demás espíritus que ya se hallan presentes también en ese objeto que quiere poseer de un modo exclusivo.
Ese espíritu que quiere poseer a ese objeto determinado también se encuentra dentro de ese objeto junto a los demás espíritus que también se hallan allí.
Pero ese espíritu no acepta que los demás espíritus se hallen en el interior de ese objeto, pues él quiere ser el único que posea ese objeto material, animado o inanimado.
Así que para ello, este objeto violento por salirse de la norma natural se sale del objeto en cuestión que quiere poseer, aunque ya estaba dentro de ese objeto junto a los demás espíritus; sin embargo, se sale de ese objeto físico para poder acaparar toda su totalidad de un modo exclusivo, es decir, ser el único poseedor de ese objeto dentro de su abrazo que en este caso no es un buen abrazo, es decir, un abrazo que no es de amistad, sino de posesividad de algo que no pertenece al que lo quiere poseer.
El sentido por el cual ese espíritu violento quiere poseer a un objeto físico es para poseer la materia de ese objeto físico en su totalidad, y a la vez para poseerlo en su interior de un modo único y exclusivo, es decir, no compartiendo el interior de ese objeto físico con los demás espíritus, sino intentando ser el único Espíritu que posea ese objeto físico de un modo único y exclusivo.
Lo cual es imposible, ya que dentro de todos los objetos físicos, animados o inanimados, están presentes todos los espíritus existentes (los Lumes), aunque entre ellos prevalezca siempre el espíritu de ese cuerpo físico en cuestión (El Lumi).
Ese espíritu violento que quiere poseer a ese objeto físico determinado se desespera, pues al salir de ese objeto físico para poseerlo en su totalidad, en realidad lo que ha hecho es salir de él, es decir, que no solo no lo ha poseído más, sino que además ha salido de él.
Se desespera porque desde afuera intenta introducir su espíritu de un modo exclusivo dentro de ese cuerpo, pero no lo consigue.
Pues intenta introducir su espíritu excluyendo a los demás espíritus que ya están dentro de ese cuerpo, y por lo tanto la imposición de su espíritu único y exclusivo no llena nunca la totalidad del interior de ese cuerpo físico que quiere poseer, y por lo tanto ese cuerpo físico se deforma, es decir, que su realidad se desmonta en la mente de ese ser que quiere poseer a ese cuerpo físico, el cual por ello enloquece en su desesperación de no poder conseguir el resultado al que su violencia le conduce, que es la posesión única y exclusiva de ese objeto determinado, pues este para poder existir en la realidad tangible debe de seguir estando lleno de todos los espíritus y principalmente de su espíritu correspondiente y natural, que es otro al espíritu violento que quiere poseer a ese cuerpo, eliminando de este a todos los demás espíritus, incluso al espíritu natural de ese cuerpo.
Cuando, aún así y por la falta de estar Ahí en la paz de el espíritu natural de ese cuerpo físico amenazado, el espíritu violento termina por poseerlo de un modo sufrido y antinatural, es entonces cuando se produce el efecto al que llamo el Feco y el poseído pierde su propia voluntad y sus actos son conducidos por el espíritu de otra persona que lo ha poseído, y la cual lo lleva a la destrucción, aun habiendo podido convencer al poseído de que este se encuentra en el buen camino, en el paraíso, en un bien que más que real es una alucinación y más que Paraíso es un paraíso artificial y más que libertad es una cárcel.
Muchos se hallan poseídos por Fecos por la falta de estar Ahí en el Doki en los Tiempos Adultos actuales en los que estamos.
Pues el Feco se puede presentar como una especie de falso enamoramiento que conduce a la psicosis, a la depresión, a la desesperación, a la enfermedad y a la destrucción, aunque el individuo poseído por el Feco sienta que está enamorado de esa persona que le ha transmitido el Feco, pues no se da cuenta que es un falso enamoramiento, es decir, un paraíso artificial que lo está destruyendo.
Por eso es tan importante conocer estas cosas para estar Ahí activos en el Doki (en el trabajo colectivo, igualitario y pacífico en la construcción de una buena sociedad de bienestar para todos por igual).
En la Respiración Lúmica, durante cada inspiración, cada espíritu asciende al Creador, a la Órbita Plena y, en cada expiración, cada individuo desciende a la creación, es decir, a la Órbita Doblada en Ocho, y en ella alimenta a su propio cuerpo físico para después volver a la inspiración, es decir, al Creador y a la Órbita Plena y después, en la expiración, volver a doblar la Órbita Plena en Ocho y transmitir la energía del Creador a su cuerpo físico, es decir, a la creación, en el lugar en el que ese espíritu en cuestión ocupa, es decir, en su cuerpo físico respectivo.
Esa Respiración Lúmica debe de ser continua para que todos los seres vivos tengan salud, tanto en sus espíritus como en sus cuerpos.
En cada inspiración, todos los seres deben de aceptar a todos los espíritus que están dentro de ellos, pues el conjunto de todos los espíritus es el mismo Creador que está presente dentro del cuerpo de cada ser creado. Y en cada expiración, cada ser debe de dirigirse hacia su cuerpo físico que se halla en la creación.
La Respiración Lúmica se interrumpe cuando un ser no acepta a alguno de los demás espíritus y por eso su inspiración no se completa y después, cuando realiza la expiración, no da una plena salud a su cuerpo físico respectivo, sino que le produce una enfermedad, una anomalía, como puede ser un grano en el cual se refleja a ese espíritu que la expiración no ha aceptado y por lo cual esa inspiración no ha podido ser completa, no pudiéndose llenar así de la energía plena de la Órbita Plena y por lo tanto transmitiendo menos energía en la expiración, la cual llega a su cuerpo enfermándole esa parte equivalente a ese espíritu que no ha aceptado durante la inspiración.
Por eso, para que la Respiración Lúmica sea plena, hay que aceptar a todos los espíritus que están dentro del propio cuerpo y dentro de todos los cuerpos físicos del entorno y de la creación, ya sean animados o inanimados.
Así, al aceptar a todos los espíritus en cada inspiración, el entorno físico con todos los objetos físicos, animados e inanimados, brillarán en la realidad de su existencia, llenándose de plenitud y salud.
Cuando la Respiración Lúmica propia o de alguien que está próximo al individuo no es completa por la falta de aceptación de algún espíritu o de algunos espíritus, el individuo que ha profundizado en estos temas y desarrollado sus sentidos profundos podrá captar la presencia de esa Respiración Lúmica incompleta, lo cual verá en los vértices de las esquinas de los objetos y cuerpos físicos del entorno, en las cuales y sobre esos vértices podrá ver de modo interior unas luces, las cuales son los Lumes que forman a todos esos objetos físicos del entorno, y de todos los Lumes de todos los vértices de las esquinas de esos objetos físicos del entorno podrá captar que uno de esos vértices de una esquina de un objeto se oscurece, transformándose en un Luma, lo cual es un Lume deteriorado, y el cual es a su vez el espíritu violento que ha salido de ese objeto físico con el intento de poseerlo, invirtiendo así la realidad de su existencia, es decir, pasando del interior del objeto en el que está junto a todos los demás espíritus al exterior del objeto para intentar poseer su cuerpo físico y entrar de nuevo en este de un modo único y exclusivo.
Esa inversión que produce el espíritu violento la capta el individuo sensible, pues es una inversión que se refleja en los dos lados del ángulo que forma la esquina en donde se halla sobre su vértice ese Luma intentando poseer ese objeto.
Es decir, que el individuo sentirá internamente que la luz de esa esquina que se encuentra en su lado visible se esconde en el lado invisible, y la oscuridad de su lado invisible se presenta en el lado visible ante el individuo.
Esa situación (Fes) reta al individuo a luchar contra esa anomalía, es decir, que ese espíritu violento reta a ese individuo a enfrentarse a él por la posesión de ese objeto que el espíritu violento intenta poseer.
En el caso de que el individuo acepte la batalla, entonces la presencia del espíritu del individuo que ya estaba dentro de ese objeto saldrá de él al igual que el espíritu de quien quiere poseer a ese objeto de un modo violento, lo cual producirá sufrimiento al individuo retado que está participando en esa batalla, y atará al espíritu del individuo también a ese objeto, igual que está atado a él el espíritu violento que lo quiere poseer.
Esa atadura y dependencia hacia ese objeto físico obtura la Respiración Lúmica tanto al espíritu violento que lo quiere poseer como al individuo que ha sido inducido por este al mismo error.
Por eso, cuando el individuo sensible que ha profundizado en estas cosas capta un Luma sobre el vértice de la esquina de la silueta de cualquier objeto físico del entorno, esa es la señal que el Creador le da (El Fes) para advertirle de la presencia de un espíritu violento, ante el cual debe de continuar estando Ahí (en la paz) para no caer en su misma inversión y sufrimiento y a su vez para poder ayudar a que ese espíritu violento salga de su error y regrese al Ahí.
En la alteración de la Respiración Lúmica que un espíritu violento produce, este frena su inspiración por no aceptar a un espíritu o a unos espíritus a los cuales la inspiración le conduce.
Al frenar esa inspiración, mantiene su expiración a su respectivo cuerpo físico en la creación.
Es decir, que mantiene a la Órbita Doblada en Ocho y la fuerza a doblarse aún más de lo normal con su intento violento de intentar poseer a ese otro objeto físico que no le pertenece y que desea poseer de un modo exclusivo.
Esa retención de la Órbita Doblada en Ocho tras la posición de un objeto físico ajeno es lo que bloquea la inspiración de la Respiración Lúmica, y hace que cuando esa inspiración empobrecida por su inexorable marcha natural regrese a la expiración, tanto el cuerpo de ese ser violento como el cuerpo que desea poseer reciben el aliento empobrecido de esa expiración, lo cual produce malestar tanto en el cuerpo del ser violento como en el cuerpo del ser que el ser violento desea poseer.
Por eso, sabiendo estas cosas, es importante mantenerse Ahí, para que ese efecto negativo no se transmita, y la creación se mantenga tal como debe de ser, con plenitud y salud para todos los cuerpos físicos que la habitan, tanto animados como inanimados.
Por el estar Ahí de todos.

Fernando Ortolá

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