El buen orden de esencias en el niño y en el adulto

 

La diferencia con el pasado es que antes se vivía en la casa y se rezaba en el templo y ahora se vive en el templo y se reza en la casa.Actualmente gente hace un templo en su propia casa, lo cual se manifiesta en esas casas con vitrinas de cristal de lujo con objetos que permanecen dentro de sus armarios de cristal de un modo permanente inmaculado intocable, eternos, inpolvables, bendecidos cada dia por el plumero de limpiar el polvo.

Hasta el punto en el que para muchas mujeres se transforma en una obsesión de limpieza de ese templo casero.

En los pasados tiempos infantiles de la humanidad lo primero era el templo y después la casa y en los presentes tiempos adultos de la humanidad lo primero es la casa y después el templo.

Actualmente en los presentes tiempos adultos de la humanidad no se debe de anteponer el templo a la casa al igual que los pasados tiempos infantiles de la humanidad tampoco se debía de interponer la casa en el templo.

Al pasar la humanidad por el punto uno del seno esta pasión de Infantil a adulta el proceso se invirtió es decir que el ser humano pasó de seguir el camino de la creación que gira hacia la derecha a seguir el camino del Creador que gira hacia la izquierda.
Pues en el punto uno del Zenú la humanidad terminó su periodo infantil y quedó fundida al Creador de modo que se transformó en el creador y dejó de girar hacia la derecha en torno del seno por el camino de la creación que regresa al Creador y empezó a girar a la izquierda en torno del seno por el camino del Creador que se dirige a su creación.

La cenuítica puede especificar cuáles son las esencias que intervienen en esos dos movimientos del giro hacia la derecha y el giro hacia la izquierda que se reflejan en el cenu de la e4 y este se refleja en el tiempo y el espacio de nuestro mundo.

A su vez los tiempos infantiles de la humanidad se reflejan en la figura del niño y los tiempos adultos de la humanidad se reflejan en la figura del adulto.

El adulto gira hacia la izquierda en torno del cenu y por lo tanto no debe de interponer la materia (F) a su mente (S) pues en el sentido de giro izquierdo primero viene la mente y después la materia.

Si el adulto comete el error de interponer la materia a la mente con ello se producen dos cosas negativas una es que destroza la materia por falta de la mente que la dirija y por ello recibe un contraataque de la materia hacia la mente la cual recibe un efecto distorsionador y molesto dentro de la mente del individuo.

En el niño es al revés pues este sigue el camino de la creación y se dirige a su creador siguiendo el sentido de giro hacia la derecha en torno del cenu.
Es decir que el niño no debe de interponer su mente a la materia pues para él lo primero es seguir la materia es decir la estructura que ya está establecida seguir la autoridad que le dicta el trabajo material que el niño debe de realizar y a través de ese trabajo el niño va formando su mente pues la mente del niño aún no está formada es decir que la formación de la mente del niño viene a través de el trabajo material que la autoridad del niño su tutor físico le pide que haga en la materia pero cuando el niño quiere seguir su mente es decir sus ideas aún no formadas con ello daña a la mente externa es decir a las leyes que su tutor le ha puesto y como respuesta su tutor le castiga de modo físico es decir privandole de la comida o de los juguetes etc.

Sabiendo que esto es así se puede comprender mucho más que el niño y del adulto de los periodos pasados infantiles de la humanidad en los periodos actuales adultos de la humanidad.

Para lo cual se debe de aplicar la misma fórmula cenuitica que en este caso se enuncia de la siguiente manera:
Si se interpone la esencia siguiente a la presente con ello se daña la esencia siguiente y se recibe un castigo en la ley esencia presente.

En párrafos anteriores ya me he referido a como se aplica esta fórmula cenoítica entre las esencias F y S, y ahora me referiré a cómo se aplica la misma fórmula en las siguientes esencias según su orden tal como están dispuestas en el seno para el adulto girando hacia la izquierda y para el niño girando hacia la derecha.

Por ejemplo en la relación entre la mente que corresponde con la esencia S y las emociones que corresponden con la esencia E.

El niño no debe de anteponer sus emociones a su mente es decir que lo primero para el niño es la mente seguir la ley las enseñanzas y la guía de su tutor físico lo cual representa la esencia S y después es llegar a las emociones que representan en la esencia E y que para el niño es un premio por haber seguido buen las normas y la guía de su tutor.
Pero cuando para el niño ese proceso se invierte y antepone sus emociones a su mente es decir que hace lo que siente sin cumplir lo que su tutor le dice que haga es decir que como se suele decir en coloqueil el niño hace lo que le da la gana y no obedece a su tutor entonces con eso afecta a las emociones de su tutor y a las propias emociones del niño pues este se queda triste al no recibir el regalo de su tutor por haberse portado mal y al afectar a las emociones recibe un castigo en su mente es decir en su comunicación lo cual también es un atributo de la esencia S.
Es decir que el adulto que para él es su tutor le riña por haberse portado mal lo cual también repercute en el enfado del propio niño el cual a causa de ello se siente mal.

El adulto no debería de interponer su mente a sus emociones es decir que es al revés que el niño que no debía de interponer sus emociones a su mente.

Pues el niño gira hacia la derecha en torno del cenu por el camino de la creación que regresa a su criador y el adulto gira hacia la izquierda torno del cenu por el camino del Creador que va a su creación.

Por eso cuando el adulto interpone su mente a sus emociones con ello altera su mente por falta del impulso de las emociones.
Eso se presenta cuando el adulto está demasiado obsesionado en una idea mental y quiere establecerla y para eso deja de escuchar a sus propias emociones.
Con lo cual estropea la mente externa hacia la que se dirige es decir que estropea todas las leyes que el mismo ha puesto en un principio todos su programa debido a que este por falta de emociones no se puede actualizar.
Como reacción de ese efecto negativo se produce un segundo efecto negativo que es que esas leyes destrozadas por el ser adulto afecta después a sus propias emociones haciendo que estas también se desmoronen y le lleven a sentirse mal.

Veamos lo que sucede en el niño y el adulto en relación a las siguientes dos esencias contiguas E que son las emociones y C que es la propia identidad y determinismo el individuo.

El niño no debe de interponer su propia identidad a sus emociones pues su identidad aún no está formada y si lo hace puede sufrir una malformación de su propia identidad y eso repercute a que se sienta mal en sus emociones.
Las emociones del niño son las emociones que su tutor le induce las emociones que incita en él ya que las emociones propias del niño aún no están formadas y este vive en las emociones de su futuro el cual le lleva a realizar buenas acciones es decir a portarse bien a ser un buen chico a portarse con los demás de un modo amoroso y pacífico etc
Cuando el niño siguiendo a su tutor se porta bien entonces las emociones del tutor están bien pues él está contento con el niño porque se porta bien y el niño a su vez se siente bien al ver que su tutor está contento con él y le regala juega con él le sonríe haciendo que el niño se sienta feliz a su lado.
Eso repercute bien en la identidad de niño pues le ofrece unos primeros principios de derechos de acción de propia determinación el propias iniciativas las cuales son seguidas por su toro a un modo de juego ya que el niño aún no tiene la identidad formada, es decir que el tutor permite al niño que este juegue a ser pero aún no es es decir que le permite que juegue a ser labrador aunque aún nos labrador que permite que juegue a ser carpintero aunque aún no es carpintero etcétera pues el niño aún no está formado.
Pero cuando el niño invierte ese proceso de esencias e interpone su identidad a sus emociones entonces el niño pierde sus permisos de hacer cosas es decir que estropea su propia identidad su propia iniciativa que es la siguiente esencia C según su sentido de giro hacia la derecha y a su vez produce que su tutor físico se enfade mucho con él y actúe de una forma autoritaria lo cual también representa a la misma esencia C, y eso afecta a la anterior esencia E, es decir que produce una gran tristeza en el tutor y en el niño.

El adulto en esas dos esencias de C de la identidad y E de las emociones vuelve a seguir el camino contrario que el niño.
Es decir que el adulto no debe de interponer sus emociones a su identidad lo cual significaría dejarse llevar demasiado por los deseos (E) y dejar de cumplir sus propios principios (C).
Cuando eso sucede el adulto por falta de la dirección de sus propios principios altera todo su mundo de deseos y el placer de su vida y los objetos de placer se transforman en vicio en exceso y degradación perniciosa que le afecta le hace daño.
Como repercusión de eso su identidad se ve afectada llegando a tener crisis de identidad y al mostrarse violento con otros.

Lo mismo podemos hacer entre las esencias C y F para el niño y el adulto es decir aplicar la misma fórmula para comprender el modo de comportarse del niño y del adulto en el terreno de la relación de estas dos esencias que se hayan también juntas en el cenu.

Esta mañana al despertar he tenido un breve momento de camino inverso en el que se ha interpuesto la materia a mi mente y en ese momento he visto dentro de mí la visión de y que estaba durmiendo con la cara hacia mí

Esta es una muestra clara de que cuando nosotros la energía negativa del entorno invierte nuestro proceso y nuestra y la materia interfiere a nuestra mente que entonces los seres de luz que nos protegen como es que no me los envían visiones internas para poder soportar esa energía negativa y conducirnos de regreso al camino y orden correcto de las esencias que no sea por fin salud y nos lleven al la flor de la creación tal como es también la voluntad del Padre bueno.

Fernando Ortolá